José Gutiérrez, estudiante de la Tecnicatura en Seguridad e Higiene, lleva adelante un estudio de medición de decibelios en el centro tartagalense. Para medir el volumen, utilizó el aparato conocido como "Sonómetro". "El volumen en un boliche supera los 120 decibelios y eso resulta en hipoacusia", ejemplificó.
»85 decibelios suele ser el promedio que se registra en el centro urbano de grandes capitales, como Lima (Perú)
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 55 decibeles es el nivel de ruido que el oído humano puede tolerar sin alterar su salud. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a los 60 decibeles pueden provocarnos malestares físicos.
José Gutiérrez; estudiante de Seguridad e Higiene, y de profesión Dj; recogió datos en distintos puntos de Tartagal, ubicándose esta mañana en la intersección de España y Belgrano y llegando a registrar entre 85 a 87 decibelios, en promedio.
"No hay controles en contaminación sonora, y en lo laboral, por ley 19.587 de Seguridad e Higiene, los trabajadores no deben ser expuestos a más de 85 decibeles y a partir de ahí deben utilizar elementos protectores", explicó el joven estudiante.
El dolor de cabeza es uno de ellos, además de taquicardias, agitación en la respiración y parpadeos acelerados. También los músculos se pueden poner tensos.
Pero si una persona se expone durante mucho tiempo a más de 85 decibeles puede incluso correr riesgos cardiovasculares. También es posible que se registren incrementos de los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa en la sangre.
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17/11/2015