El equipo que configura Logopedia a Domicilio deja bien claro la importancia que tiene el lenguaje desde los inicios más tempranos del niño. La escuela es el contexto en el que tiene lugar el desarrollo del lenguaje y la socialización para la mayoría de los pequeños, más allá de los primeros años de vida. Las primeras etapas del lenguaje se adquieren en el contexto familiar preferentemente y, a partir de los cuatro años, el niño se desenvuelve además en otro entorno de características muy diferentes al familiar, que es la escuela. En ese momento, presenta un lenguaje todavía en evolución, pues gran cantidad de aspectos del lenguaje expresivo relativos a la fonología, sintaxis, semántica (conceptos tempo-espaciales, de cantidad, etc.), léxico (vocabulario), usos y funciones comunicativas siguen en proceso de adquisición o, quizá mejor, de ampliación y perfeccionamiento.

Esto ocurre también en el campo de la comprensión del lenguaje, ya que el niño cada vez es más capaz de comprender narraciones de longitud y complejidad crecientes. Cuando un alumno no ha desarrollado sus capacidades de comunicación y lingüísticas al nivel requerido para enfrentarse, mantener o expandir determinados aprendizajes escolares, puede iniciarse entonces un proceso de fracaso escolar.

Es por esta razón que la escuela y el logopeda comparten, junto con la familia, la responsabilidad de sentar las bases para que las alteraciones de la comunicación y el lenguaje que se desarrollan y evidencian en la institución escolar sean detectadas a tiempo y se den los primeros pasos para su posible solución.

Mari Carmen Reyes Marrero es una profesional logopeda que dedica su vida profesional a cuidar “la palabra” y concienciar sobre su importancia en la comunicación. Nació en La Laguna, y desde su época de estudiante se sintió atraída por el mundo de la Pedagogía. Recuerda con mucho cariño el día que decidió elegir su profesión: “Cuando estudiaba COU, en el año 1978 se me ocurrió ir al colegio Acamán a consultar qué carrera debía hacer para trabajar con niños con dificultades de aprendizaje. Allí me dijeron que podía hacer Magisterio o Pedagogía y especializarme en Educación Especial. Así lo hice, me matriculé en Pedagogía y escogí la rama de Educación Especial. Recuerdo que en el último curso echábamos de menos hacer prácticas con niños y solicitamos colaborar con la Asociación de Ciegos; acudíamos los sábados para realizar actividades en el centro Viera y Clavijo de Santa Cruz de Tenerife”.

Mari Carmen Reyes explica que “entre las asignaturas de la carrera estaba la de Logopedia, que me gustó bastante, por lo que decidí profundizar más y, orientada por el profesor que la impartía, me trasladé a Madrid para realizar dos cursos de especialización sobre Audición y Lenguaje, cuyas prácticas se hacían en el Hospital de San Carlos”.

Allí aprovechó también “para realizar cursos de psicomotrocidad y de voz con profesores de teatro. Pensé que si iba a trabajar la voz con otras personas, debería conocer un poco más la mía”. Años más tarde, la joven profesional lagunera regresó a Tenerife, presentándose a un concurso para trabajar como pedagoga en el Centro de la Sagrada Familia (Casa Cuna), donde trabajó durante tres años. “Sin duda, esa etapa supuso para mí una gran experiencia, pues acabada mi formación académica encontré que los conocimientos teóricos me servían de poco para la realidad de los menores en situación de riesgo social. Tuve la oportunidad de aprender estrategias para enseñar habilidades sociales a los educadores que estaban en contacto con los niños”.

Tampoco quiso olvidarse de una persona que realizó una gran labor al frente de los menores. “Quiero reconocer la importante labor de formación que realizó el profesor Manuel Segura en los Servicios de Protección al Menor”. Así, y una vez que concluyó su contrato profesional (1990), decidió retomar la especialidad de Audición y Lenguaje, realizando los cursos de doctorado en la Facultad de Psicología, abriendo una consulta privada que actualmente está ubicada en la calle de Herradores, en La Laguna.

Para Mari Carmen Reyes Marrero, el lenguaje es “una capacidad humana que nos permite elaborar ideas, planificar actividades, comunicar sentimientos, que usamos desde que se inicia el día y nos acompaña en nuestra actividad cotidiana. Nos damos cuenta de su importancia cuando no podemos comunicarnos”.

Esta mujer ama su profesión y se dedica a ella con ilusión y pasión. Por ello es capaz de compaginar sus horas de consultas con trabajo en el Colegio de Los Naranjeros, en el Hospital Universitario de Canarias como logopeda y en el ICSE impartiendo formación en el Máster de Logopedia. Del mismo modo, y desde 1996, sigue impartiendo la asignatura de Ortofonía en la Escuela Superior de Arte Dramático (Escuela de Actores). Ahí su trabajo consiste en enseñar una dicción correcta sin perder la variante canaria de la lengua española. Pero, sobre todo, su pasión es fomentar la conciencia del papel de la palabra como vehículo esencial de la comunicación entre las personas.

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31/10/2015