Luego de una larga jornada laboral, los padres lo único que desean es descansar, olvidándose por completo de checar si sus hijos hicieron bien las tareas que les asignaron en la escuela. Es importante que los padres dediquen tiempo para revisar o hacer las tareas con los hijos, ya que así podrán detectar si su niño podría estar padeciendo de dislexia o algún trastorno de aprendizaje.
La dislexia es un problema cognitivo relativamente frecuente, pero que pocos padres detectan. La gente con dislexia suele invertir las letras cuando trata de escribir una palabra aunque sepan deletrearla; también suelen escribir algunas letras al revés o invertidas.
La lectura es difícil, porque no pueden distinguir determinadas letras o las invierten mentalmente. Aunque a menudo se califica a los niños con dislexia como “incapacitados para aprender”, la mayoría lo pueden hacer y sus problemas no están relacionados con la inteligencia.
De hecho, muchos disléxicos son muy inteligentes y algunos alcanzan un éxito extraordinario. La dislexia es una particularidad más que una enfermedad. Recientes estudios revelan que el niño nace siendo disléxico, porque durante la gestación tiene un crecimiento anormal de las neuronas que afecta a unos centros nerviosos de los que depende el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Curiosamente, todos los niños disléxicos tienen un coeficiente intelectual por encima de la media, pero les cuesta mucho aprender a leer.
¿Por qué? Pues porque debido a esa especial configuración de su cerebro tienen dificultades para discriminar sonidos y asociarlos a sus respectivas representaciones graficas, lo que les resulta más difícil que a un niño que no tenga esa particularidad el aprendizaje de la lectura (y, posteriormente, de la escritura).
www.elheraldo.hn
6/09/2015