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De repente el niño no puede pronunciar una palabra.Algoo que hacía anteriormente sin problemas.
Le cuesta vocalizar y el esfuerzo por evocar una palabra u oración lo hace transitar por la angustia y el desaliento cuando está delante de sus compañeros. El desarrollo de su lenguaje no está siendo normal y su familia lo nota y se desespera aún más.
Quizás otro niño no puede controlar sus esfínteres y se avergüenza de mojarse en la escuela ante la vista de todos.
"¿Por qué mi hijo no mantiene el tamaño de la letra en la carpeta?".
¿Por qué ahora no respeta las líneas ni espacios?" puede preguntarse una mamá o advertirle la docente.
Situaciones como éstas pueden camuflar la angustia, desazón, impotencia y tristeza y tantas otras emociones que afectan a un niño y repercuten en el proceso de aprendizaje.
Cada vez son más los casos de niños y niñas que presentan problemas en su aprendizaje y el rendimiento académico comienza a disminuir.
Algunas de las causas podrían ser las situaciones dramáticas que los niños pueden manifestar en trastornos del lenguaje.
Éstos mayormente aparecen en la escuela, cuando los chicos están tratando de desarrollar sus capacidades intelectuales, pero son frenadas por los sentimientos sombríos.
"Los trastornos del lenguaje aparecen, por ejemplo, cuando el niño reemplaza las letras.
En vez de decir sifón dice sibón.
Es lo que se conoce como dislalia", explicó Ana Gálvez, licenciada en Psicopedagogía.
"Hasta los 4 años es dislalia específica, que puede ser motivada por los padres que hablan así, lo hacen por cariño; pero el niño no tiene un buen ejemplo de pronunciación.
Pero cuando pasa los 5 años y, de pronto, comienza a ocurrir y antes no pasaba, sin duda alguna es un llamado de atención, como lo es todo problema de aprendizaje", señaló.
Éste es no es único trastorno, también puede suceder que el pequeño no pueda evocar una palabra y se desespera ante esta circunstancia.
"El chico que no tartamudea, pero hace un gran esfuerzo para que pueda vocalizar la palabra y luego de segundos -a veces de minutos- está tratando de vocalizar recién logra decirla incomoda a la gente que está lado, porque nota el esfuerzo.
Esa patología es conocida como disartria.
En su caso extremo se denomina anartria".
La tartamudez es otra de las perturbaciones más rebeldes de la patología del lenguaje.
En este marco, Gálvez explicó: "La tartamudez ocurre cuando el niño repite la sílaba hasta que engancha la palabra.
También puede comenzar de golpe y como producto de un problema de aprendizaje, es decir como producto de una situación que ha conducido a un problema de aprendizaje".
Las situaciones que pueden aparecer como causantes de este problema están ligadas a los afectos del niño, sobre todo con su familia.
"El chico proyecta en el afuera el orden o desorden que tiene adentro, porque está demostrando lo mal que se siente, lo tanto que le perturba una situación.
Hay que poner atención en saber cómo están el orden de sus pensamientos y sus afectos.
Conociendo eso, comenzamos a explicarles a sus papás que lo que está haciendo el niño es proyectar su desazón y desmotivación de esa manera", indicó la profesional.
Por eso, refiriéndose a las situaciones que pueden a conducir a un problema de aprendizaje, sin adentrarse a un estudio neurológico, Gálvez sostuvo que podrían ser: un cambio de casa o ciudad, nacimiento de un hermano, muerte o pérdida de personas significativa ?como pariente vecinos, gente que a veces no se conoce y que para el niño llegó a ser significativo, por el ejemplo el quiosquero de la escuela- cambio de pareja de los padres, separación de los padres y la violencia en el hogar.
"No hay nada peor para un niño que ver sufrir a sus padres, especialmente a su madre.
Cuando hablamos de violencia en el hogar nos referimos a personas que perseveran en mantener "unida" una pareja, más allá de la agresión que se genera en el entorno.
Entonces los niños callan, temen y no cuentan.
Pero su alama, mente y cuerpo lo cuentan.
Y esto se traduce en lo que nosotros consideramos un problema de aprendizaje", advirtió Ana Galvez.
Es por eso que alentó a los padres a prestar atención a los síntomas que sus hijos manifiestan para saber qué es lo que realmente le está pasando y cuál es la incidencia el entorno familiar en este problema que empezó a manifestar.
"Su integridad psíquica es la que llama la atención de esta manera, con una conducta no esperada.
Para que alguien diga qué es lo que está pasando, por qué no controla esfínteres, tartamudea o escribe diferente", añadió.
A su vez, la psicopedagoga hizo referencia a que si bien el niño es el que manifiesta que algo está mal, el círculo familiar también lo está y puede incidir en otros miembros.
"Cuando una situación familiar no es contenida en determinado momento, uno de esos miembros de forma inconsciente se hace cargo de la angustia de todo el grupo.
Entonces, a partir de ese desequilibrio emocional lo manifiesta externamente en una conducta que sale de lo normal.
El niño que porta un problema de aprendizaje es el más débil, vulnerable, por eso lo manifiesta.
Pero los psicopedagogos lo vemos como el más fuerte, porque se hizo cargo de la problemática de todos.
Y la prueba de que el problema de aprendizaje de uno de sus miembros pertenece a todo el grupo es que cuando se cura ese niño, supera la angustia, el resto del grupo también se modifica y si esa terapia fue sólo para el niño y no todo el grupo, el síntoma de ese niño tiende a aparecer en los miembros del grupo", sostuvo.
Entonces, indicó que "lo que hay que abordar no es al niño, sino el síntoma en el grupo.
Por qué y para qué se ha manifestado esa angustia, que debe ser consciente y debe ponerse en palabras para todo el grupo familiar.
Conociendo es como se maneja la situación.
El psicopedagogo hará la devolución terapéutica y bajará líneas orientadoras".
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21/08/2015