!-- Google tag (gtag.js) -->
Pronunciar mal o con dificultades la erre entre los castellanohablantes entra dentro de lo que los especialistas en lenguaje denominan dislalias.
La de la erre es la más habitual junto con la que sucede con la "z" y la "d". Sobre todo, la padecen los niños muy pequeños, aunque también se da en algunos adultos.
"Es una de las últimas consonantes que aprendemos a pronunciar y por eso es tan común que el niño tarde en decirla", explica la psicóloga y logopeda Carmen López, coordinadora del Instituto Superior de Estudios Psicológicos de Euskadi (ISEP).
Por lo general, este defecto del habla se corregirá por sí solo; suele desaparecer cuando el pequeño adquiere una capacidad auditiva motriz más precisa.
Pero, si alcanzada la edad de cinco años -el fonema erre debe adquirirse sobre los tres- y el pequeño no lo ha incluido en su lenguaje puede resultar muy gracioso, pero es un problema que puede afectarle en el futuro.
Generarle baja autoestima, por ejemplo, porque los compañeros de clase se mofen; predisposición a evitar palabras que contengan erre y, por tanto, no va a manejar todo el vocabulario del que dispone; tartamudez... Hora, pues, de recurrir a un especialista del lenguaje.Conviene que se aprenda antes de que el niño empiece a leer en el colegio.
Advierte la especialista Carmen López de que el rotacismo -así se llama la dislalia para el caso de la "r"- no se debe en absoluto a ningún problema de retraso congénito, y que sólo tiene como base el punto de articulación debido a varias causas.
El uso de chupete, por ejemplo, puede estar en el origen de este retraso de aprendizaje, pues acostumbra al pequeño a no sacar la lengua.
También si hay un problema de oído -entonces conviene el trabajo conjunto con un otorrino- o si el frenillo -esa especie de hilo que recorre la lengua- es muy corto puede haber dislalia.
"Porque el frenillo no deja que la lengua salga en toda su longitud y tira de ella, como si se tratara de las riendas de una cabalgadura".
www.consumer.es
19/08/2015