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Dislexia: trastorno común de la lectura

Clarissa es inteligente, pero tiene miedo, no quiere expresarse. Está consciente de suproblema y se limita. CeliaMara, con la visión de madre, estimula el empeño de la hija y busca otros mecanismoscompensatorios que favorezcan el aprendizaje. La subtrama de lanovela brasileña Dos caras ha traído acolación el tema de la dislexia, del quemuy poco se habla aunque es bien conocido en el ámbito pedagógico.

La escena en que la muchacha realiza el examen oral frente al rector de la universidad Pessoa de Moraes deja explícitamente demostrado que ella domina los conocimientosy que solo bastan la seguridad y la confianza. El profesor le dio niveles de ayuda,la incitó y compensó. Al final Clarissavenció las preguntas y se ganó la posibilidad de iniciar los estudios superiores.

Contrario a lo que muchas personas puedan pensar, la dislexia no esuna enfermedad, ni un padecimiento,sino un trastorno de la lectura, específico del aprendizaje, perfectamentesuperable si quienes lo tienencuentan con el vital apoyo de la familiay la maestría —en toda la extensiónde la palabra— de los educadores,sobre todo de aquellos que trabajanlos primeros grados de la enseñanzaprimaria.

Motivados por el asunto, Trabajadores dialogó con la Doctora en Ciencias Pedagógicas María MercedesArredondo Kassabb, profesora titularde la Facultad de Educación Infantilde la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, quien realiza estudios sobre el lenguaje escrito y otras líneas de investigaciónrelacionadas


Lectura y escritura: un solo proceso

Según explicó la profesora Kassabb el aprendizaje de la lectura y la escritura no ocurre como un procesoaislado, sino que parte del lenguaje oral. Por eso es tan importantela estimulación que el niño recibedesde que nace, de los padres, dequienes conviven con él. Entonces,la dislexia es un trastorno de la lectura, con un componente neurológico, que de alguna manera —y por loantes expuesto— también afecta laescritura.

Muchos autores plantean que los problemas de la lectoescritura tienen un fuerte sustento pedagógicodebido a ese proceso de enseñanza-aprendizaje, de los métodos quese emplean. Sin embargo, estudiosneurológicos señalan que los disléxicos no pueden leer, aunque co nozcan la letra, porque existe un problema de base. Otros especialistas de Neurociencias consideranque la lectura guarda estrecha relación con dos vías de decodificaciónde formas gráficas para la lectura.

La lectura —aseveró— no es más que decodificar y comprenderformas gráficas, porque las letras, es decir las grafías, cuando forman sílabas, palabras, adquieren un significado. ¿Quépasa con el disléxico?, pues articulansonidos, pero a la hora de interpretarla letra no lo logran. Entonces tiendena confundirse.

“Los investigadores señalan que la dislexia es muy común, porque no todos somos grandes lectores, ni siempre somos capaces de interpretar y comprender lo que leemos. Ahora, si difícil es leer, mucho más complejo resulta escribir, es conformar laspalabras estructuralmente con cadauna de esas grafías.

“Debemos tener en cuenta que nuestro idioma tiene adecuaciones de letras tales como s-z-c y b-v, y hay trazos que se escriben hacia abajo como laq, la j, la p, la g, lo cual hace que muchosa la hora de escribir los cambien, omi tan o transcriban de manera diferente. También sucede en el plano oral.

“Hay quienes lo consideran como un trastorno fonema-fonemático; no escucho el sonido correctamente y así lo transfiero a la lectura y a la escritura. Por eso se diceque el maestro tiene que ser ejemplorespecto a la pronunciación y articulación de los sonidos, al igualque la familia. A los niños hay quehablarles claro, preciso, coherente,enseñarles todo lo que les rodea,para que amplíen elvocabulario yaprendan significados”.

Señales para los maestros

Hoy con el empleo de las nuevas tecnologías —¡algo maravilloso!— la familia pierde contacto con el libro, poreso es tan importante la lectura quepudiéramos hacer los fines de semana. Es preciso que el pequeño intercambie con el papel, que compartacon los padres las ilustraciones y, a suvez, las comenten.

A veces con el libro en la mano, y todavía sin saber leer, el niñonarra el cuento luego de que alguien se lo ha leído. Esas son las lecturas adivinatorias, y a través de ellas se fomentael amor por esta actividad. Luego, enla escuela, al descubrir las primerasletras manifiesta las ansias por conocer, de ahí que la estimulación seaesencial. Nadie aprende a hablar porsí solo, necesita de los demás.

Cuando el escolar cursa primer o segundo gradono se considera un trastorno, pues ese es el momento de adquirir los códigos. En la medida en que avanza en la enseñanza (en tercero y cuarto grados) el disléxico rechaza la lectura, no quiere leer; se siente presionado y ansioso cuando debe hacerlo. También omite sonidos o los cambia por otros. Esas dificultades en el aprendizaje son señales paralos maestros.


Por eso resulta esencial dar un seguimiento al diagnóstico desde que el alumno cursa prescolar. El docente debe conocer cómo recepciona lossonidos e introduce las grafías; estaratento a si evoluciona o no, si tiene dificultades logopédicas (en esas edadeshay cambios en la dentadura) y buscar mecanismos para una adecuadacolocación de la lengua que después lepermitapronunciar correctamente.

Nuestro idioma es muy fonético, por eso el niño debe aprender a discriminar auditivamente. Por ejemplo,no es lo mismo dedo que pelo. Por elloel maestro de primer grado tiene queser un modelo lingüístico, los sonidosno solo se escuchan, sino se interpretan y escriben.

¿Es posible vencer este trastorno?

¡Claro!, con un buen maestro, y sies necesario, de manera temprana, asistirnos de un especialista en Logopedia.Los padres tienen que dejar a un lado elhecho de tener tantas horas a un niñofrente a la tecnología. Nada más preciado que tomarlo de la mano, llevarlo a laesquina, enseñarle un árbol y tejer unahistoria a su alrededor.

Si en el aula el maestro detecta un alumno disléxico puede darle nivelesespeciales de ayuda. Eso fue lo que hizo el rector en la novela brasileña, estimuló y compensó a Clarissa, y le dijo: “¡Tú puedes, eres capaz!”

Según fuentes consultadas, la dislexia es más frecuente en los hombres que en las mujeres. Ilustrespersonalidades de las ciencias, lacultura y el arte fueron disléxicos,entre ellos Albert Einstein, Vincent van Gogh, Leonardoda Vinci, Hans Christian Andersen y laactriz Whoopi Goldberg.


17/07/2015

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