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En Salta, la dislexia es poco reconocida y muchas veces mal diagnosticada

No leer fluidamente y escribir con errores de ortografía pueden llegar a ser dificultades que causen el fracaso de un chico en la escuela, y de no tratarse, hasta pueden truncar sus estudios secundarios y superiores. La dislexia es un trastorno invisible en las aulas. En Salta es poco reconocido y, a veces, hasta mal diagnosticado.

La psicopedagoga salteña Susana Artaza advirtió: "Como nuestra educación está sistematizada, muchas veces los chicos con dislexia quedan excluidos del sistema educativo si no cuentan con el acompañamiento de un profesional particular que haga las adaptaciones metodológicas correspondientes en el aula".

De acuerdo a algunas estadísticas, entre el 5 y el 10% de los niños y niñas en edad escolar tienen esta dificultad, aunque hay otros estudios mundiales que indican que la población con trastorno en el aprendizaje de la lectoescritura se ubicaría en el 15%.

En la Argentina, a los niños y niñas con dislexia se les hace cuesta arriba estudiar solos y más aún sin la asistencia de docentes preparados en la escuela a la concurren. Por eso, padres, madres y especialistas en dislexia organizados a nivel nacional juntan firmas para que se establezca una ley que obligue a los establecimientos a brindar atención específica a este trastorno.

"Los niños y niñas con dislexia son tratados de inmaduros, lentos, tontos, vagos o torpes, hasta que se establece un diagnóstico, aunque en la mayoría de los casos su tardanza provoca que estos chicos desarrollen problemas emocionales y/o de conducta que les provocan el fracaso escolar", señala un escrito difundido por las organizaciones Disfam y Padres por la Inclusión. Ambas ya recolectaron 16.363 firmas de las 25.000 que necesita para elevar el pedido ante el Ministerio de Educación de la Nación.

Los síntomas

Artaza contó que un paciente, por lo general, llega al consultorio por demanda espontánea de la madre o por derivación escolar porque no logra copiar, no escribe espontáneamente, no logra reconocer las letras o presenta signos de alerta en el área motriz. Una niña o un niño con dislexia también puede manifestar hiperactividad, dificultad en el desarrollo del habla o en la percepción.

Especialistas salteños explicaron que para diagnosticar la dificultad se investigan las funciones visomotoras, praxias constructivas, operatoria mental y se debe evaluar junto a otras pruebas específicas el estadio de las funciones lingísticas. De allí la importancia del trabajo con otros profesionales.

Después de ser reconocidos los síntomas se trabaja con el niño o niña en un diagnóstico: dislexia-disgrafía. "El 40 % de consultas en mi consultorio se presenta con estos síntomas y no a un diagnóstico de dislexia pura", estimó Susana Artaza.

Agregó que las consultas se realizan en el primer ciclo de la escuela: 6 a 8-9 años. "Los tratamientos deben iniciarse tempranamente y se realizan de forma individual. Se debe trabajar con la familia y la escuela para una mejor calidad de vida escolar", aseguró.


Recomendaciones para los docentes

Estos son algunos ejemplos de adaptaciones metodológicas que los docentes pueden realizar en el aula con los alumnos que presentan problemas en el aprendizaje de la lectoescritura. Con estas adaptaciones los chicos logran compensar contenidos.

- Reforzar evaluación escrita con una toma oral para darle la oportunidad de rendir de acuerdo a su capacidad y no según su habilidad en lectoescritura.

- Permitirle realizar trabajos que no involucren tanta lectura o escritura, y así poder valorar su aprendizaje y su potencial por otras vías.

- Darle más tiempo en las evaluaciones o menor cantidad de ejercicios.

- Evitar penalizar errores de ortografía.

- Brindar material escrito que sea claro, con tipografía tamaño 14 e interlineado espaciado de 1,5.

- Anticipar textos para permitir previa lectura.

- Reducir la cantidad de libros en materias como literatura o permitirle leer una versión más corta, o bien el uso de la tecnología para que pueda ser leído en la computadora.

- Dividir las evaluaciones en partes debido a que tienden a cansarse o perder atención antes que sus pares que no realizan el mismo esfuerzo leyendo y escribiendo.

www.eltribuno.info
28/05/2015

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