La prueba para analizar este aspecto se hizo con personas pertenecientes al programa Mentes en Acción de la Universidad Nacional, que están entre los 55 y 75 años de edad y quienes recibieron valoración por neurología, neuropsicología, fonoaudiología y genética.

Los estudiantes de la maestría de Neurociencias de la institución, quienes hicieron el análisis, seleccionaron candidatos que tenían la enfermedad de Alzhéimer leve y personas consideradas sanas, con riesgo genético diferencial de desarrollar la enfermedad.

“Se trato de personas sanas con y sin el gen ApoE 4, el cual según se ha reportado, aumenta de 4 a 19 veces el riesgo de padecer la enfermedad”, explicó Yeison Guerrero, uno de los estudiantes.

La evaluación se hizo sobre 70 personas en total, de las cuales se seleccionaron 47 que cumplían con todos los criterios del estudio y sobre los que se aplicaron 9 pruebas lingüísticas que en su mayoría permitieron diferenciar entre las personas que tienen riesgo genético de desarrollar alzhéimer y las que no.

Una de las pruebas era de fluidez verbal en la categoría de animales, el ejercicio consistía en decir en un minuto todos los nombres de animales que la persona supiera. Allí se tuvo en cuenta el número de palabras las repeticiones y si se vincularon palabras que no correspondían al nombre de un animal.

De acuerdo con lo observado, el grupo que no tenía el factor de riesgo genético tuvo un mejor desempeño en las pruebas de lenguaje utilizadas, ya que la mayoría de las dificultades en la producción de palabras no son resultado de déficit en la memoria semántica, sino de fallas en otros procesos cognitivos.

Para Guerrero, el siguiente paso en la investigación sería mirar si estas pruebas tienen un valor predictivo, es decir, si con ellas es posible hacer un seguimiento a los participantes para ver quiénes de ellos van a evolucionar a la enfermedad y quiénes no.

“Por ahora, reportamos pruebas que podrían ser sensibles a marcadores tempranos de la enfermedad e incluso útiles si se busca comparar la efectividad de factores de protección, como la estimulación cognitiva que se hace en el programa Mentes en Acción, los hábitos de vida saludable y cosas de ese tipo”, concluyó.

Vanguardia
13/05/2015