Cuando estaba en la escuela, muchos de los maestros del CEO de Virgin, Richard Branson, lo consideraban perezoso y poco inteligente. Su mente era muy activa, pero sufría falta de concentración que él atribuyó a su dislexia, según comentó al Washington Post en 2012.
Pero, a medida que fundaba su imperio y se enteró de la mecánica de su problema, lo adaptó a sus estilo de liderazgo. En realidad, ese defecto se convirtió en su mayor fortaleza, él mismo lo describiría en su libro Like a Virgin: Secrets They Won't Teach You at Business School .
La dislexia es la dificultad en la lectura que imposibilita su comprensión correcta. Científicos estiman que afecta del 3 al 10% de la población mundial. Y algunos expertos señalan que hay un porcentaje alto de empresarios disléxicos.
Branson ha dicho recientemente que su dislexia le ha ayudado a mantener una comunicación eficiente. Además, le mostró la importancia de la delegación.
"Necesito que las cosas sean simples para mí", dijo. "Por lo tanto en Virgin no utilizamos la jerga de la industrias. Todo es muy directo y simple".
Y agregó que si tienes un problema de aprendizaje, serás muy bueno delegando. Pues sabes cuáles son tus debilidades y tus puntos fuertes. Branson asegura que ha encontrado buenas personas para que cubra sus puntos débiles.
Otra de las estrategias que implementó gracias a esta condición es su manía por tomar notas. Al día de hoy dice que lleva un bloc de notas a todas partes. Es una de las "herramientas más poderosas" en su "bolsa de trucos de negocios", dice.
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15/04/2015