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¿Qué hace a una persona más inteligente que otra? Los científicos han estado investigando sobre esta cuestión durante décadas y la respuesta no es nada simple: todo, desde la leche materna hasta el tamaño de su cintura o incluso el consumo de tabaco, puede influir en la inteligencia de una persona.
En un artículo publicado en Business Insider se recogen algunos hechos, avalados por la ciencia, que demuestran que algunas personas son más inteligentes que otras.
Tabaco. Un estudio israelí realizado en 2010 comparó el coeficiente intelectual y su relación con el consumo de tabaco en 20.000 jóvenes. Los resultados vertieron que la media de los fumadores de entre 18 y 21 años tenían un coeficiente intelectual de 94, mientras que la cifra ascendía hasta los 101 en el caso de los no fumadores. Además, aquellos que fumaban más de una cajetilla de tabaco al día tenían un coeficiente inferior, del 90.
Clases de música. Las investigaciones llevadas a cabo muestran que la música ayuda a la mente de los niños a desarrollarse de diferentes maneras. En 2011, un estudio demostró que la inteligencia verbal de los niños de entre 4 y 6 años se 'despertó' después de tan solo un mes de recibir clases de música. Otro estudio, este de 2004, encontró que los niños de 6 años de edad que tomaron clases de piano durante 9 meses tuvieron un impulso en su coeficiente intelectual mayor que los pequeños que acudieron a clase de teatro o que no dieron ninguna clase.
El hijo mayor. Los hijos mayores son normalmente lo más inteligentes, y no es causa de la genética. Según The New York Times, "un nuevo hallazgo en 2007 demostró que los hijos mayores tenían un mayor coeficiente intelectual, unos tres puntos por encima del hermano más cercano. Esto es debido a la interacción psicológica entre padres e hijos, no es una razón biológica".
Delgadez. En 2006, en Francia se estudió durante un periodo de 5 años a 2.200 adultos. La investigación sugiere que cuanto mayor es la cintura, menor es la capacidad cognitiva. Los investigadores hallaron que las personas con un índice de masa corporal de 20 o menos podrían recordar el 56% de las palabras en una prueba de vocabulario, mientras que los que tenían un índice de 30 o superior solo recordaron el 44%.
Gatos. Un estudio de 2014, según recoge BI, asegura que las personas que preferían a los perros eran más extrovertidas que las que se decantaban por los catos. Sin embargo, estos últimos sacaron una mejor puntuación en los test de inteligecia. "Tiene sentido porque una persona con un perro va a pasar tiempo fuera de casa, hablando con la gente, enseñando a su perro. Sin embargo, si eres más introvertido, quizá prefieras quedarte en casa leyendo un libro, y el gato no le molestará para ir fuera de casa a dar un paseo", asegura el jefe de la investigación, Denise Guastello.
Leche materna. En dos estudios sobre la lactancia de los bebés llevado a cabo en 3.000 niños en Gran bretaña y Nueva Zelanda se demostró que los niños que tomaron la leche de la madre aumentaba su coeficiente intelectual (con el paso de los años) en casi 7 puntos, gracias a que estos niños tienen un gen llamado FADS2, según explica la Universidad de Duke. La versión de este gen promueve el desarrollo del cerebro, lo que está relacionado con un coeficiente intelectual mayor.
Drogas. Un estudio de 2012 realizado en más de 6.000 británicos nacidos en 1958 encontró un nexo entre un elevado coeficiente intelectual en la infancia y el uso de drogas ilegales en la edad adulta. "En nuestro estudio, hallamos que un coeficiente intelectual alto a los 11 años estaba asociado con una mayor probabilidad de consumir drogas 31 años después", explican los investigadores, James W. White, Catharine R. Gale y David Batty.
Mano izquierda. Anteriormente, los zurdos estaban asociados con la criminalidad, pero estudios más recientes lo asocian con un "pensamiento divergente", una forma de creatividad. Los zurdos, por ejemplo, son más hábiles que los diestros para combinar dos objetos comunes y formar un tercero
Economia hoy
28/02/2015