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El poder de la música está comprobado. Basta con pensar en lo que produce en cada persona el escuchar algo que gusta. Puede cambiar el ánimo, mejorar el día o ponernos melancólicos. Pero ¿qué pasa cuando esos sonidos son creados e interpretados por cada uno?
Es ahí donde la músicoterapia encontró un espacio para por ejemplo, “en los adultos trabajar el autoconocimiento, generar cambios positivos en el estado de ánimo, mejorar la socialización con los demás, reducir el estrés o la ansiedad, además de trabajar el dolor físico y psíquico”, dice la psicóloga y músicoterapeuta Yenia Saa.
En el caso de los niños, también se pueden conseguir importantes cambios, pues la musicoterapia los ayuda a mejorar en el aprendizaje, los problemas de conducta, la autoestima y la socialización. “Vemos buenos resultados en el tratamiento y desarrollo de niños autistas o con necesidades especiales”, asegura la psicóloga.
La musicoterapia se define como el uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) en un proceso creado para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos, para satisfacer las necesidades emocionales, mentales, sociales y cognitivas
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9/09/2014