La incidencia del autismo parece ser mayor de lo que hasta ahora se pensaba. Nuevos datos indican que la incidencia es de un caso por cada 700-800 habitantes del mundo, mientras que el índice de todos los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) es de 30 por cada 10.000, según estudios epidemiológicos que presentará Eric Fombonne, director del Departamento de Psiquiatría del Hospital Infantil de Montreal (Canadá), durante el IV Simposio Internacional sobre Autismo que se celebrará en Madrid del 4 al 6 de mayo.
"Estos datos que presentará el Dr. Fombonne están basados en estudios epidemiológicos y muestran un aumento de casos", explicó Juan Martos, psicólogo y asesor técnico de la Asociación de Padres de Personas con Autismo (APNA), que organiza el simposio. "Este aumento puede explicarse por la mejora en los estudios epidemiológicos, porque la enfermedad es más conocida y se detecta más y porque el concepto de espectro autista abarca a TGD", agregó.
La reunión, con el lema "El futuro es hoy", se centrará en el aspecto neurobiológico, con la descripción de los hallazgos neuroanatómicos y genéticos; la explicación psicológica basada en fundamentos científicos; y las nuevas tendencias en detección y tratamiento.
Así, la Dra. Margaret Bauman, catedrática asociada de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard expondrá cómo las observaciones del tejido cerebral de personas con autismo han detectado anomalías que implican el sistema límbico (reducción del tamaño neuronal e incremento en la densidad de los paquetes neuronales), el cerebelo y su relación con la oliva inferior. Todo ello sugeriría que la neuropatología del autismo podría ser un proceso en desarrollo. Por su parte, Martos, se referirá a la necesidad de desarrollar protocolos de cribado para identificar a la persona autista rápidamente. "Esta patología suele manifestarse al final del primer año de vida, los padres son los primeros en darse cuenta. Algunos síntomas son conductas extrañas en los aspectos intersubjetivos, falta de conexión social, empática o afectiva; ausencia de señalar, de compartir objetos; sospecha de sordera. También el crecimiento cefálico exagerado en el primer año de vida, sería un signo de alerta que el pediatra podría tener en cuenta", puntualizó el experto.
En cuanto a la situación asistencial de los pacientes, Isabel Bayones, presidenta de APNA, señaló que en caso de los niños aunque los centros específicos y la integración en colegios públicos no es suficiente y está mal organizada, la situación de estos pacientes es buena comparada con los adolescentes y adultos que padecen esta patología.
"Hemos encontrado pacientes adultos en manicomios, porque hace 30 años no se conocía la enfermedad; otros viven con sus familias y no están diagnosticados, otros están atendidos pero su situación de deterioro es irreversible", comentó Bayones. "Nos preocupa la situación de los adultos mayores de 40 años porque además del autismo presentan otras patologías asociadas a la edad. Cuando a esto se suman problemas de conducta, las familias no pueden con ellos", prosiguió.
De este modo, la presidenta de APNA, sugirió que la Administración debería facilitar centros de día, residencias o viviendas tuteladas para estas personas. "La utilidad de la nueva Ley de Dependencia, en la que tenemos puestas nuestras esperanzas, depende del Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI) y el Gobierno", concluyó.
Jano on-line
5/05/2005