Una de las áreas que más tarde se deteriora en la enfermedad de Alzheimer es el córtex prefrontal medial, precisamente la que se activa cuando se escucha música y se evocan recuerdos. Este hallazgo, logrado en 2009, hizo que se abrieran nuevas posibilidades de tratamientos que ahora dan frutos.
“Podemos decir que la música tiene efectos sobre múltiples áreas del cerebro a nivel tanto cortical como subcortical, y por lo tanto activa una red muy extensa que tiene una amplia cobertura de funciones”, explica Mónica de Castro, musicoterapéuta especializada en geriatría y demencias, en el Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que se celebra en Barcelona. “El ritmo influye sobre la regulación de la motricidad, la melodía tiene impacto sobre las emociones y la armonía está relacionada con aspectos cognitivos. Otros elementos como la intensidad, el tono, el tempo, la altura y el timbre se utilizan también para ayudar a regular estados de ánimo y aspectos fisiológicos”.
Una herramienta que calma la ansiedad
Las terapias con música logran mejorar la calidad de vida de la persona, ya que tiene un efecto calmante que disminuye la agresividad, calma la ansiedad y ayuda a que el paciente pueda conectar con su entorno y su propia identidad, además de proporcionar confort. “La persona con demencia mantiene la capacidad de procesar la música después de haber perdido la capacidad para procesar el lenguaje”, asegura De Castro. “Puede mejorar la contribución del paciente durante el aseo o la alimentación. En fases leves y moderadas puede contribuir a mantener las capacidades cognitivas y funcionales preservadas, retrasando el nivel de dependencia”. Además, la musicoterapia es muy útil para el mantenimiento de algunas habilidades cognitivas como el lenguaje, la atención y la memoria en fases leves y moderadas.
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16/06/2014