Cuando la violencia es moneda corriente en las instituciones educativas es posible apelar a diversos recursos, entre ellos algunas técnicas que tengan como protagonistas al cuerpo, el movimiento y la reflexión para intentar ponerle un freno a este flagelo del que la Argentina no ha quedado al margen.



La violencia escolar es un tema preocupante, y eso queda expueso cotidianamente en los medios de comunicación. Según la Organización Mundial de la Salud, violencia es "el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones".



En ese marco, los hechos de bullying, también conocido como acoso escolar se multiplican hoy en instituciones educativas, públicas y privadas. Este tipo de violencia puede expresarse de manera física o psicológica. El equipo de profesionales de "Bullying Cero Argentina" lo define como "una conducta de hostigamiento o persecución física o psicológica que realiza un alumno contra otro a quien elige como blanco de repetidos ataques".



Un aspecto importante a considerar es que en el bullying tanto el victimario como la víctima deben recibir la misma atención y que es muy importante empezar a actuar en prevención.



Atendiendo la complejidad del tema, es posible señalar que estos actos agresivos se profundizan en una sociedad de niños con pocos límites, escasa contención y baja tolerancia a la frustración. Por eso resulta indispensable pensar: ¿qué necesitan? ¿Qué nos están pidiendo? ¿Cuál es el reclamo que subyace a la violencia?



Para responder estos cuestionamientos es imprescindible la consolidación de un espacio de "escucha" donde los niños puedan dedicarse un tiempo de "reflexión interna", de percepción de sus necesidades, de su cuerpo, donde puedan optimizar sus capacidades de integración psico corporal a través de un espacio pensado por ellos y para ellos.



Así, la psicomotricidad en las escuelas se vuelve cada día más necesaria, como disciplina orientadora y coordinadora de este tipo de iniciativas.



Terapéutico. ¿Por qué un espacio de relajación en las entidades educativas? Se trata de un lugar pensado como parte de un proyecto terapéutico que tenga como objetivo alcanzar el mayor conocimiento y conciencia del cuerpo, el reconocimiento de las reacciones emocionales y la diferenciación de los estados musculares.



La doctora Alexandrine Saint Cast, francesa, psicomotricista y diplomada en ciencias de la educación, destacó en su última conferencia en Montevideo (Uruguay) la importancia de "un espacio de relajación en las instituciones educativas" ya que a los niños con alteraciones conductuales "hay que hacerles tomar conciencia de su accionar desproporcionado a través de la sensibilidad relacional y de la toma de conciencia de su cuerpo". De allí la importancia de la relajación en un espacio de psicomotricidad.



Los resultados generan la posibilidad de equilibrar el tono muscular, afinar la topografía corporal (conocimiento del cuerpo), reconocer y modificar las reacciones emocionales, propiciar mayor confianza y autoestima e impulsar el proceso de desarrollo armonioso de la personalidad, entre otros aspectos. En otras palabras, niños con mayor capacidad de concentración y posibilidades de acción, lo que influirá directamente sobre la calidad de sus aprendizajes y sobre sus respuestas emocionales.



Desde mi experiencia profesional entiendo la relajación como un recurso fundamental para disminuir los índices de violencia y bullying escolar.



Niños acompañados por un terapeuta formado en mediación corporal que apoye los aprendizajes desde el nivel inicial es un camino posible que ya han tomado países desarrollados y que sin dudas estamos a tiempo de imitar

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14/04/2014