El 5 por ciento de la población infantil española necesitaría algún tipo de atención temprana, si se suman discapacidades y problemas de desarrollo, pero tan sólo el uno por ciento recibe este tipo de asistencia. Por ello, la Confederación española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS) hizo balance hoy de la campaña "¿Qué le pasa a mi hijo?" que comenzó en mayo del año pasado con la Asociación Española de Pediatría (AEP) y Obra Social de Caja Madrid con el objetivo de sensibilizar a pediatras, familias y autoridades sobre la necesidad de detectar estos problemas y tratarlos con la mayor celeridad.
"Un 5 por ciento de la población infantil española precisaría atención temprana, esto significa que hay dos millones de padres con niños de 0 a 6 años que tienen una discapacidad evidente o bien problemas de desarrollo y que deben ser atendidos para desarrollar al máximo sus capacidades y lograr una vida más autónoma e integrada", explicó Paulino Azúa, director de FEAPS.
Asimismo, de ese 5 por ciento el 2,24 de los niños de 0 a 6 años tiene una discapacidad evidente y ya diagnosticada que pueden potenciar sus habilidades. El resto son niños que nacen con factores de riesgo o presentan deficiencias que en muchos casos pueden ser superadas con tratamientos adecuados, en ambos casos los expertos destacan que la detección y el tratamiento precoz es esencial.
Sin embargo, en España no es posible alcanzar el porcentaje ideal de atención temprana por falta de centros. Una de las comunidades mejor dotadas a este respecto es Madrid y su nivel de atención temprana no llega al uno por ciento (0,7%), en similar posición están Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña.
"Por una parte, hay muchos niños a los que se les detecta su problema cuando ya se está en el nivel educativo y no sanitario de la atención temprana", subrayó Mari Mar Marín, directora del centro de atención temprana AFANDEM de Móstoles (Madrid). "Por otro lado, no hay suficientes plazas, en Madrid hay niños con hasta 5 y 6 meses de listas de espera. Estos tiempos no son comparables a los del resto de la sanidad porque en esos meses ya se ha retrasado la evolución del niño, debemos intervenir lo más pronto posible", agregó.
La atención temprana es un conjunto de intervenciones dirigidas a niños de entre 0 y 6 años, a su familia y a su entorno que pretenden dar respuesta, lo antes posible, a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o con riesgo de padecerlos. Así, en estos centros se ofrece una atención global con tratamientos ambulatorios de estimulación, logopedia, fisioterapia o psicomotricidad.
"En general los niños deberían acudir con un diagnóstico previo, pero en estas edades si no estamos ante una discapacidad evidente es difícil para el pediatra diagnosticar, pero es importante avisar a estos especialistas de que ante los primeros síntomas no hay que demorar la atención", afirmó Marín. "Cuando falta ese diagnóstico médico todo se mete dentro del cajón desastre que son los retrasos madurativos", prosiguió.
Tanto los profesionales como las familias demandan la necesidad de ampliar la edad de estos centros o bien establecer otros de término medio. La demanda de los padres, según ratificaron familias en esta situación durante la rueda de prensa, es garantizar la continuidad de atención porque a partir de los 6 años el niño sólo es atendido en el circuito educativo y sus progresos suelen frenarse.
Además, no existen clínicas de ámbito privado que presten todos estos servicios. Lo normal, comentaron los progenitores, es que se tenga que acudir a cada especialista en un lugar diferente con un precio por sesión que oscila entre 49 y 60 euros dos veces por semana.
OBSERVAR LOS SÍNTOMAS De este modo, la campaña ha repartido información a pediatras, para que sepan cuándo se debe derivar a la atención temprana. Además, estos han colaborado repartiendo 10.000 folletos informativos con el objetivo de llegar a unas 100.000 familias.
"Los padres deben asumir que su hijo tiene un problema y reaccionar, moverse e insistir en que reciba la atención necesaria", aconsejó Marín. "En caso de tener que esperar unos meses o no tener centro es necesario que pongan una reclamación en su comunidad", insistió.
Hay comportamientos de un niño que pueden ser señales de que algo va mal y que deben alertar a los padres. Si el niño no sonríe ni fija la mirada a los 3 meses, si a los 6 no tiene interés por los objetos, si a los 9 no se mantiene sentado, al año no se sostiene de pie ni balbucea, si a los 18 meses no dice palabras sencillas ni camina, a los 24 no dice frases espontáneas de dos palabras o si presenta cualquier pérdida en el lenguaje o la habilidad social en cualquier edad, es aconsejable consultar con el pediatra.
Losportales.com
16/02/2005