Los beneficios de la lectura son tantos en tan diversos niveles, que el Ministerio de Educación (Mineduc) y Unicef se fijaron la meta de convertir su promoción en un movimiento nacional. Para esta segunda edición del concurso no solo participaron alumnos de primero a sexto grados de primaria, quienes escribieron un cuento junto con algún miembro de su familia; también se decidió extender la convocatoria a estudiantes de básicos.
Para evaluar los cuentos participantes, se contó con el apoyo de 18 jueces nacionales y autores guatemaltecos y extranjeros, así como personas involucradas con instituciones cooperantes y sellos editoriales. De los 21 cuentos premiados, que abarcan las tres categorías (1o. a 3o. de primaria, 4o. a 6o. de primaria y básicos), cinco están escritos en idiomas mayas y 16 en español.
El plan es tomar los 16 del año pasado más estos 21 y, junto a los ganadores de un futuro tercer certamen, editarlos en forma de libro para que lleguen a todas las escuelas del país y que los libros que lean los niños no solo provengan de autores adultos sino de otros niños como ellos”.
La idea es unir a las familias
El propósito del concurso Cuentos en Familia 2013, en el marco del Programa Nacional de Lectura Leamos Juntos, esfuerzo conjunto del Ministerio de Educación y Unicef, premió a 21 estudiantes. “Lo bonito de este concurso es que todos son primeros lugares, no hay segundo ni tercero, sino categorías de acuerdo con la edad de los concursantes, de 1o. a 3er. grado, de 4o. a 6o. y básicos”, afirma Ileana Cofiño, especialista en Educación de Unicef. Uno de los requisitos era que el niño escribiera el cuento en conjunto con algún familiar, ya fueran padre, madre, hermanos, abuelos o tíos. La idea es unir y motivar a las familias por medio de la lectoescritura”.
“Este concurso es una manera de que los padres reconozcan los méritos de sus hijos, ya que a veces están tan ofuscados con las responsabilidades diarias que se olvidan de estimular a sus niños. El país está ávido de oportunidades y de optimismo. ¿Cuántos padres no pudieron escribir porque no asistieron a la escuela o quién sabe qué tipo de vida llevaron? Recordar historias, pasar tiempo juntos escribiendo historias, compartir opiniones todo ese proceso está destinado a crear vínculos para toda la vida. Para algunos niños, el mayor premio fue venir a la ciudad, pues fueron invitados el niño, el coautor y una tercera persona elegida por el niño, con todo pagado”, añade.
El Mineduc se acercó a Unicef con la preocupación de motivar a los niños a leer, pues la lectura es una herramienta fundamental. Plantearon las ideas que tenían y Unicef lo encontró congruente con sus objetivos: lograr el bienestar de los niños, que se desarrollen en un entorno amigable y tengan todas las oportunidades posibles. “Los hemos ayudado con asistencia técnica, consultorías, cuentacuentos y asesores técnicos. Hemos logrado alianzas con los alcaldes y hemos formado voluntarios en los departamentos, para que cuando el cuentacuentos no pueda asistir, ellos estén capacitados para tomar su lugar. Ya hay, incluso, niños cuentacuentos”, comenta Cofiño.
“Toda la corriente que viene ahora en Guatemala es hacer de la lectura un concepto placentero. Ha empezado a cambiar la percepción de que leer es solo para los estudiosos, que es aburrido o que se utiliza como castigo. Como no hay una obligatoriedad de leer un determinado número de libros, el niño se siente más libre y se siente motivado a leer. Con un detalle tan pequeño, se ha logrado mucho.”, declara.
“Esto ha permitido que los niños regresen a casa y al leerles el libro a sus padres, si acaso estos no saben leer, se interesen. El libro tiene una parte creativa, afectiva y de imaginación que a veces la escuela tiende a perder”, concluye
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31/12/2013