El especialista William Amilcar González Loeza, egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán, desarrolla un trabajo pionero a nivel mundial que permite diagnosticar en una etapa temprana enfermedades del sistema nervioso.
El ingeniero físico recientemente presentó su tesis basada en la invención de un aparato que por medio del pulso puede detectar posibles anomalías nerviosas.
En entrevista, detalló que los padecimientos del sistema nervioso son difíciles de diagnosticar en su etapa temprana, lo que disminuye la calidad de vida de los pacientes, además de que representa un gasto extra para el erario.
Incluso, algunas enfermedades del sistema nervioso se diagnostican por "eliminación", por lo que cuando por fin se logra determinar su tipo ya está en etapa avanzada.
"El problema es que muchas enfermedades del sistema nervioso no se pueden curar, sólo controlar, y si no se diagnostican a tiempo afectan la calidad de vida del paciente", señaló.
Añadió que en muchas ocasiones es necesario practicar varias pruebas para que finalmente los especialistas puedan determinar cuál es el mal que aqueja a cada individuo.
Por tal motivo, dijo que decidió invertir tiempo y esfuerzo en este proyecto de vital importancia en las investigaciones científicas, pues también podría ser muy útil para diagnosticar el Mal de Parkinson.
"Mi objetivo científico fue ir de la física a la medicina y logré inventar un aparato que envía un haz de luz a un fotosensor para determinar el pulso del paciente", detalló.
Para lograrlo, el haz de luz se encuentra al extremo de un bolígrafo, el cual sujeta el paciente con los dedos pulgar e índice y a una distancia de un metro lo dirige al centro de una superficie donde están colocadas dos fibras ópticas a los extremos.
La información captada se envía a un amplificador, que nos permite conocer cuál es la magnitud y amplitud del pulso del paciente.
En primera instancia, González Loeza tomó el pulso a personas sanas, lo que le permitió tener un patrón de frecuencia, un banco de información y posteriormente tomó el pulso a adultos mayores y con el Mal de Parkinson para determinar cuales son las variaciones.
Estos datos los adquirió en personas de diferentes edades, con uso o no de medicamentos y en diferentes condiciones climáticas, para determinar cómo afectan estas variables al pulso.
El experto encontró que entre las personas de la tercera edad la amplitud del pulso es más grande, pero su frecuencia es baja, lo que significa que sus movimientos son más amplios, pero más lentos.
Asimismo, aplicó el sistema a deportistas antes y después de realizar algún deporte para saber con qué intensidad trabajan y cómo reaccionan los músculos.
González Loeza comentó que con este invento busca mostrar que la física no es sólo una materia abstracta, sino un elemento esencial para otras áreas y campos como la medicina.
El aparato que inventó además monitoreará la evaluación de la enfermedad y si los medicamentos están haciendo el efecto esperado o no, entre otras situaciones.
Notimex
15/12/2004