¿Qué es la parálisis cerebral?
Es un término paraguas que los médicos utilizan para referirse a cualquiera de los trastornos neurológicos causados por una lesión cerebral producida durante la gestación, el parto o la niñez temprana y que afectan de forma permanente al movimiento del cuerpo y la coordinación de los músculos. Estos desórdenes psicomotrices suelen ir acompañados de problemas sensitivos, cognitivos, de comunicación y percepción y en ocasiones de trastornos del comportamiento.
¿Cuáles son sus principales características?
-Se trata de un desorden permanente, por lo que el daño neurológico es irreversible.
-La lesión no cambia, es decir, el daño neurológico no aumenta ni disminuye a pesar de que sus consecuencias sí pueden mejorar o empeorar.
-El daño se produce en pleno desarrollo del cerebro. Puede ocurrir durante la gestación, el parto o los tres primeros años de vida del niño.
-Puede afectar a otras funciones como la atención, la percepción, la memoria, el lenguaje o el razonamiento.
-La gravedad de la lesión depende de varios factores, principalmente del tipo de lesión, del momento de maduración cerebral en el que ésta se produce y del tiempo que se tarda en detectar el trastorno.
¿Qué síntomas son los más habituales?
Los síntomas difieren según el tipo y la gravedad de la parálisis cerebral e incluso es posible que puedan cambiar en una misma persona con el paso del tiempo. En algunos casos puede ir acompañada de otros trastornos como retraso mental, convulsiones o visión y audición deterioradas. Asimismo, la parálisis cerebral no tiene por qué causar incapacidades profundas. Un niño con parálisis cerebral leve puede ser solo algo torpe y no necesitar asistencia especializada Los síntomas más habituales son:
-Ausencia de coordinación a la hora de realizar movimientos voluntarios (ataxia).
-Músculos rígidos y tensos y reflejos exagerados (espasticidad).
-Andar con un pie o arrastrando una de las piernas.
-Variaciones en el tono muscular, que pasa de flácido a rígido.
-Babeo excesivo o dificultad para tragar o hablar.
-Temblores o movimientos involuntarios al azar.
¿Cuáles son sus causas?
Una inmensa mayoría de los niños con parálisis cerebral ya nace con ella, pero su detección puede tardar meses e incluso años. Es lo que se conoce como parálisis cerebral congénita. Investigaciones llevadas a cabo por el National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS) y otros organismos muestran que las causas más habituales de la parálisis cerebral congénita son las anomalías genéticas, las infecciones y fiebres maternas o las lesiones fetales. Al contrario de lo que se creía, las complicaciones durante el parto, incluida la asfixia, solo son responsables de entre el 5% y el 10% de los casos de parálisis cerebral congénita. Un reducido número de niños presenta parálisis cerebral adquirida, es decir, que el trastorno neuronal comienza después del nacimiento. En estos casos es más sencillo determinar el motivo del desorden, ya que suele tratarse de infecciones cerebrales como la meningitis bacteriana, la ictericia o la encefalitis viral; o de lesiones craneales provocadas por un accidente de coche, una caída o el abuso infantil.
Tipos de parálisis cerebral
Espástica o hipertónica. Es la más común (entre un 60% y un 80% de los casos según la fuente consultada). Las personas con este tipo de parálisis cerebral suelen tener dificultad para controlar algunos o todos sus músculos, que tienden a estar rígidos y como resultado sus movimientos pueden parecer torpes. Se subdivide en varios tipos según la zona del cuerpo afectada y la gravedad de la lesión.
-Discinética o atetoide. Se caracteriza por movimientos incontrolados de torsión de las manos, los pies, los brazos o las piernas. Es muy común entre los niños con este tipo de parálisis cerebral que la rigidez de sus músculos cambie rápidamente de flácida a tensa. Sus brazos y piernas se mueven de forma involuntaria y puede ser difícil entenderlos cuando hablan debido a que les cuesta controlar la lengua, la respiración y las cuerdas vocales.
-Atáxica. Poco común, afecta al equilibrio y la percepción de la profundidad. A menudo los niños tiene problemas para aprender a caminar y si lo hacen es de forma inestable. También tienen dificultad para ejecutar movimientos que requieren precisión, como escribir o abrocharse una camisa, y pueden sufrir temblores cuando quieren coger un objeto determinado.
-Mixta. En muchos casos los niños no presentan los síntomas de un solo tipo de parálisis cerebral. Con frecuencia pueden tener síntomas de dos o más tipos debido a que se trata de un trastorno muy complejo y que varía de una persona a otra, haciendo muy difícil su clasificación.
¿Cómo se puede tratar?
La parálisis cerebral no tiene cura, pero existen varios tratamientos que pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren este trastorno. El tratamiento gira en torno a cuatro grandes áreas: fisioterapia, terapia ocupacional, educación compensatoria y logopedia. La fisioterapia es imprescindible para evitar el debilitamiento o el deterioro de los músculos que no se utilizan (atrofia por desuso) y para evitar que los músculos se fijen en una posición rígida y anormal (contractura). La terapia ocupacional juega un papel importante para mejorar la calidad de vida del niño, ya que se centra en optimizar las funciones del tronco y mejorar la postura. El terapeuta ocupacional también ayuda al niño a aprender las actividades básicas de la vida cotidiana, como comer o vestirse por sí mismo.
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11/11/2013