Uno de cada 4 mil recién nacidos vivos padece alguna enfermedad que le hará perder el sentido de la audición, aunque los especialistas señalan que su impacto negativo sobre la maduración infantil puede prevenirse mediante la detección precoz de estos trastornos.
La Encuesta Nacional de Salud realizada por especialistas de la Universidad Católica de Chile, y patrocinada por el Ministerio de Salud de ese país, dio a conocer que cerca del 48,5% de los chilenos tienen problemas auditivos. Un número importante de casos pudo tener su origen en la etapa perinatal, antes o después del alumbramiento.
Los especialistas consideran como niños de alto riesgo a los bebés prematuros que han debido permanecer por un largo tiempo con ventilador mecánico. O los que han sufrido hipoxia prenatal, o algún tipo de infección, hemorragias intracraneanas o ictericia durante sus primeros días de vida.
Existen otros factores que son considerados de alto riesgo para el oído, como el hecho de que la madre haya sufrido de toxoplasmosis, rubeola, sífilis, herpes o infecciones por citomegalovirus durante el embarazo.
El 50% de los recién nacidos con trastornos de la audición desarrollan hipoacusia o sordera por daño en el oído interno. La otra mitad de los niños son aparentemente sanos, por lo que resulta importante realizar un examen auditivo a todos los recién nacidos y así tratar la enfermedad a tiempo.
Si un niño no escucha o lo hace en forma deficiente, su percepción del mundo es totalmente distinta a la de un menor normal. Si no se detecta y corrige a tiempo, por ejemplo con audífonos, esto puede dificultar su integración social y afectar el proceso normal de maduración.
Biomed
28/11/2004