Mediante resonancia magnética se demostró que personas autistas no activan el área del cerebro específica ante el estímulo de la voz humana.
Un equipo de psiquiatras y neurólogos integrado por franceses y un cordobés, Ignacio Sfaello (31), descubrió que las personas autistas tendrían dificultades para reconocer la voz humana.
El hallazgo fue reflejado por la revista científica Nature Neuroscience en su edición de agosto pasado. El estudio parte de conclusiones de investigaciones anteriores, que infieren que el autismo es la consecuencia de un disfuncionamiento cerebral orgánico.
Una de esas investigaciones previas con resonancia magnética nuclear funcional demostró en 2000 la existencia de un área específica para la percepción de la voz humana, contigua pero diferente a aquella responsable de la percepción de los sonidos no vocales.
En la investigación en la que participó Sfaello también se utilizó la técnica de resonancia magnética nuclear funcional. Se comparó a un grupo de cinco autistas, con una edad media de 25 años, con otro de voluntarios sanos. El estudio consistió en registrar la actividad cerebral de cada individuo mientras se les hacía escuchar secuencias de sonidos alternando voces humanas (palabras, gritos, llantos, risas, cantos), con otro tipo de sonidos no vocales (gritos de animales, ruido de campanas, motores de autos, instrumentos de música).
Los resultados mostraron que las personas autistas no activaron el área cerebral ubicada en la región temporal superior, específica para la percepción de la voz. Los autistas, al oír tanto los sonidos de voz humana como los no vocales, sólo activaron el área específica para el reconocimiento de los sonidos no vocales.
Perspectivas
Para el neurólogo cordobés, la importancia de este descubrimiento radica en la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias de rehabilitación de las personas autistas, basadas en la percepción de la voz y de los rostros humanos.
“Esta investigación abre nuevas puertas a terapias de reeducación y también al desarrollo de fármacos específicos para el área del cerebro que presenta mal funcionamiento. Es verdad que con estos descubrimientos van perdiendo fuerza las teorías psicoanalíticas sobre el autismo. Este mal tiene una raíz orgánica: el cerebro funciona mal. Ahora falta descubrir la causa de ese mal funcionamiento. Una de las líneas de investigación podría ser la genética”, señaló Sfaello.
Este médico cordobés dijo que en Argentina no hay estadísticas certeras sobre la cantidad de casos. A nivel mundial se estima que la incidencia del autismo es de 7,2 niños cada 10 mil nacidos vivos. “De cualquier manera, la experiencia nos está marcando que han aumentado las consultas por autismo”, aclaró.
Historial
Ignacio Sfaello, hijo del reconocido pediatra Zenón Sfaello, egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Córdoba (UCC). En la clínica Reina Fabiola realizó la especialidad en pediatría y los últimos cuatro años los pasó formándose en neurología infantil en Francia.
Hacía ese país partió en 2000 junto a su esposa Sofía. Y allá nacieron sus dos hijas, María (4) y Belén (1).
El último año y medio lo pasó trabajando en el grupo de investigación que hizo el descubrimiento relacionado con el autismo. El estudio fue realizado por investigadores del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm, según sus siglas en francés) y la Comisaría de Energía Atómica de Francia.
En julio del año pasado Sfaello volvió a Córdoba y, desde entonces, trabaja en el Centro de Estudios y Tratamiento de Epilepsia y el Sueño (Cetes), el Servicio de Neurología Infanto-Juvenil del Instituto Oulton. “Tenía muchas ofertas para quedarme en Francia, pero opté por volver. Sé que me va a costar investigar en mi país y que voy a extrañar las condiciones para investigar que hay en Francia. Pero voy a apostar por mi país”, remarcó.
intervoz.com.ar
22/11/2004