El proyecto OIS-T, Oídos Solidarios de Tandil es impulsado por el médico otorrinolaringólogo Mario González Tellagorri y la fonoaudióloga Natalia Bustos. Tiene como finalidad "rescatar de las mesas de luz, audífonos que ya no se usan pero que a otros les pueden ser muy útiles".

"Este es un proyecto que ha nacido hace más o menos cinco meses y en el cual estamos trabajando en forma conjunta con Cáritas y con el apoyo incondicional del padre Raúl Troncoso; sin su ayuda, sería prácticamente imposible llevarlo a cabo", empezó diciendo el doctor González Telagorri.
"Se trata nada más y nada menos que de un banco de audífonos; todas aquellas personas que tienen audífonos en desuso, pueden acercarlos a cualquiera de las sedes de Cáritas, porque se pueden adaptar y volver a usar".

La readaptación

El doctor González Tellagorri es el encargado de revisar al paciente y la fonoaudióloga Bustos se ocupa de la readaptación del aparato de oír. Todo esto es realizado en forma totalmente gratuita y está dirigido a todas las personas que no posean obra social o que no tengan a su alcance la posibilidad de obtener uno.
"Las gestiones son manejadas a través de las parroquias en las que funciona Cáritas y a través de visitadoras sociales se detectan a las personas que tienen dificultades auditivas; inmediatamente derivan el caso para que lleguen a nosotros, a través de Cáritas Santísimo Sacramento".
Agregó que "de ahí en más, comienza la adaptación del audífono y la colocación del mismo en la persona que generalmente no tiene ningún poder económico, siendo ésa nuestra prioridad".
"Desde que comenzamos hemos podido colocar 12 audífonos y siempre la comunidad nos estuvo acompañando".



Reintegrarse a la sociedad
El médico expresó que "esto es sumamente importante porque logra la reinserción de una persona a la comunidad o a su trabajo. Un ejemplo es un señor que era remisero y que no podía trabajar y ahora, después del audífono, lo ha recuperado".
"No sólo permite la reinserción en la comunidad sino que también en el grupo familiar, mejorando su calidad de vida", agregó Natalia Bustos.
Con respecto al tipo de aparatos que se pueden recibir, la licenciada Bustos dijo que "los audífonos sirven todos, no importa que no funcionen por ahí, el codito de un audífono, se puede ensamblar o sirve para reemplazar otra pieza. De dos se puede armar uno o a veces uno piensa que no funcionan pero sólo son pequeñas cositas que se pueden arreglar".
Los audífonos pueden ser llevados a cualquier Cáritas y todos aquéllos que tengan un problema auditivo y no puedan acce der a una consulta particular, también pueden acercarse a los centros de Cáritas para requerir información.
Una vez realizado el contacto, una asistente social de Cáritas es la que ve si esa persona lo necesita y de ahí en más se solicita un turno con el doctor González Tellagorri y luego con la fonoaudióloga.
"En algunos casos hemos tenido que recurrir a otras instituciones, como en el caso de un joven de 18 años que tenía una hipoacusia biaural, es decir, en los dos oídos, y eso ya es muy difícil de conseguir, por lo que a través de una institución se ha podido proveer de los aparatos y reinsertarlo en la sociedad. Llevaba dos años sin ellos y hoy está estudiando en una escuela técnica sin inconvenientes".

El equipo

El proyecto OIS-T funciona a pulmón. "En este momento se hace bastante complicado porque nosotros tenemos nuestra actividad privada, pero esto es algo que no queremos dejar de hacerlo, por el contrario, nos gustaría que más gente se acerque a darnos una mano".
"En este momento nos ayudan mi mujer Marta, que es quien nos hace todas las conexiones con el padre Raúl Troncoso, pero todas las personas que se quieran sumar, sin ningún tipo de pretensiones, aquí no hay presidentes de nada ni ningún puesto de nada, será bien recibido para trabajar en pos de este proyecto".
"La demanda de la gente es muy grande; evidentemente el costo de los audífonos es muy grande y la gente carenciada no puede llegar a ellos y por eso recurre a nosotros".
Por su parte, Natalia Bustos es ayudada por su esposo, quien es ingeniero y es el encargado de arreglar los audífonos que llegan al centro.
La profesional invitó a que "se sume algún otro colega, ya que a la gente a la que le colocamos audífonos, la controlamos durante todo un año, la contenemos, ya que no se trata sólo del aparato sino de todo lo que trae aparejado alrededor".
"Quien jamás haya perdido la audición, nunca va a poder darse cuenta de lo que es no poder oír", aseguró Tellagorri para finalizar.

elecon.co.ar
10/11/2004