La historia del estadounidense Jacob Barnett es de aquellas que demuestran lo poco que todavía sabemos sobre la mente humana.
Cuando a los dos años dejó de comunicarse, los especialistas diagnosticaron que sufría autismo y temieron que quizás nunca sería capaz de leer o de atarse los zapatos, según ha explicado su madre a la BBC.
Sin embargo, a los cuatro años y después de pasar dos encerrado si mismo, Jacob volvió a hablar y resultó que sabía hacerlo en cuatro idiomas.
Pese a su trastorno, desde entonces el pequeño no ha dejado de maravillar con una sorprendente capacidad mental que le da un coeficiente intelectual superior al de Einstein. A los 11 años entró en la universidad, a los 12 desarrolló una original teoría astrofísica que algunos expertos afirman que merecería el Nobel y ahora, a los 14, se está doctorando en física cuántica.
La madre de Jacob, Kristine Barnett, ha escrito un libro en el que explica el difícil proceso que supuso educar a su hijo. "¿Por qué nos empeñábamos en arreglar a Jacob? Cada vez se encerraba más en sí mismo, se acurrucaba entre libros en los rincones de la casa y ya no jugaba con sus amigos", se preguntó en la entrevista en la BBC.
Su conclusión es que sólo logró ayudarle cuando decidió aceptarle como era, sin tratar de cambiarle y centrándose en sus impresionantes habilidades más que en sus limitaciones sociales. "Sólo rodeando a los niños de amor y de lo que les gusta se podrá sacar lo mejor de ellos", afirma
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14/07/2013