Con siete años de edad Asdrúbal Rodríguez se mostraba como un alumno brillante, conversador y destacado a la hora de montar presentaciones orales. Durante su paso por el segundo grado de educación básica, sin embargo, su intachable desempeño fallaba -de forma inevitable- al momento de pasar al pizarrón a escribir o leer.
“Por mucho que se esforzaron mis profesoras en preescolar, pasar al frente de la clase y leer en voz alta resultaba una pesadilla. Todos se reían e incluso me decían “‘R’ muda”; una suerte de juego de palabras en el que me recordaban que la “H” no se pronunciaba y que de paso hacía alusión a mi dificultad redaccional, porque sacaba las “R” de los textos que escribía. Fueron años duros”.
En la actualidad, con 16 años de edad y estudiando primer año del Ciclo Diversificado, este recuerdo se convirtió en anécdota y hoy le agradece a su maestra de segundo grado, que fue quien determinó que tenía una dificultad de aprendizaje y recurrió a sus padres para que juntos asistieran a terapias con el psicopedagogo.
“Mis papás en un primer momento se preocuparon y de inmediato me llevaron al pedíatra, pues no sólo tenía problemas con la ‘R’, sino que además confundía la ‘P’ con la ‘Q’. En un primer momento pensaron que tenía algún defecto en la vista o en los oídos, pero al final me diagnosticaron dislexia”, relató.
Para Sonia Yánez, psicopedagoga y directora del Centro Integral Amigos Especiales (Ciae) de Lechería, esta dificultad de aprendizaje no debe ser causa de alarma y desespero, pues existen diversas técnicas que ayudan a sobrellevar este tipo trastorno.
Lectura y escritura
“La dislexia merma la capacidad de un niño de leer o escribir, es causada por un impedimento de tipo cerebral que está íntimamente relacionado con la capacidad de visualización de las palabras. Los chicos con dislexia suelen invertir letras, sílabas o incluso oraciones cuando intenta escribir, aunque sepan cómo deletrarla”, afirmó la especialista.
No tiene nada que ver con una condición de discapacidad, al contrario por lo general son niños brillantes, cuyo brillo es truncado al no distinguir letras determinarlas o cambiar su posición lógica.
“El niño que sufre este trastorno aprenderá a leer, pero lo hará utilizando una técnica diferente y un tratamiento especial en el que se le brindarán estrategias asertivas que le permitirán enfrentarse a sus dificultades de lectoescritura.
En los padres y docentes hay fomentar la paciencia de manera que entiendan que es una labor lenta, pero efectiva”.
Yánez recomendó que es entre primer y tercer grado de educación básica, que los representantes y maestros deben estar atentos a los síntomas que presenta esta dificultad, con la finalidad de detectarlo.
“Los disléxicos desarrollan el pensamiento visual, que trasciende al pensamiento verbal, este último es clave para aprender a leer y escribir, lo que el psicopedagogo hace es darle herramientas distintas a las convencionales, para que supere su problema y logre un desarrollo normal, dentro y fuera del aula. Para ellos utilizamos mucho el juego y técnicas de concentración”.
¿Dislexia positiva?
El pensamiento en imágenes de un disléxico, como dice Ron Davis en su libro “El Don de la dislexia” es de 400 a 2.000 veces más rápido que el pensamiento verbal y además resulta mucho más completo, profundo y amplio debido a que una imagen se ajusta mejor a lo que una palabra quiere expresar o significar. Ya lo dice el refrán: “Una imagen vale más que mil palabras”.
Una persona con pensamiento visual es capaz de dominar muchas habilidades, más rápidamente de lo que pudiera comprender o entender otra persona con pensamiento verbal, cuando el aprendizaje es presentado de forma experimental. Por eso muchos adultos disléxicos en su vida profesional se dedican a trabajos que requieren capacidad espacial, como arquitectura, diseño, escultura... pues son capaces de visualizar lo que han de hacer incluso antes de empezar a hacerlo.
Pueden ser mucho más intuitivos que otras personas, debido a que la rapidez de sus imágenes mentales hace que no sean conscientes de todo el proceso mental que elaboran, pero en cambio, saben la respuesta o resultado del proceso. Por ejemplo, las personas “visuales” pueden saber las respuestas de los problemas matemáticos sin utilizar lápiz ni papel: resuelven los problemas sin preocuparse de los pasos convencionales a seguir. En realidad se trata de una forma sumamente desarrollada de razonamiento. (Fuente: www.solohijo.com).
http://eltiempo.com.ve/tiempo-libre/investigacion/
10/07/2013