Con el paso de los años aumenta el riesgo de padecer demencia.

Es hora de pensar en los regalos de Navidad que no deberían faltarle: un buen rompecabezas, entre más grande el reto mejor; varios libros, sobre los temas que más le fascina leer, una revista con juegos, sudokus, crucigramas, en fin, la lista puede ser interminable, pero tiene de común que sean actividades que le permitan ampliar sus conocimientos y mantener su mente activa.

¿Para qué? Hay muchas razones y una de ellas es nada menos que para reducir el riesgo de algún tipo de demencia, situación que afecta a unos 36 millones de personas en el mundo y en Colombia, entre el 2 y 5 por ciento de mayores de 65 años, aunque no es un problema exclusivo de ellos. Si bien, “no se ha encontrado una manera efectiva de prevenir las demencias, en general, existen factores de riesgo que se pueden controlar y ello implica una menor probabilidad de padecerlas”, explica José Manuel Santacruz Escudero, médico psiquiatra, psicogeriatra.



Lo que sí se sabe claramente es que “poseer una buena reserva cognoscitiva, es decir, haber tenido una constante actividad mental, interesarse por aprender y comunicarse con otros, en resumen, tener la mente ocupada y en aprendizaje continuo, han demostrado ser útiles para disminuir el riesgo de padecer una demencia tipo Alzheimer”, agrega Santacruz, quien es también coordinador médico de Intellectus.

Esta explicación hace que sea importante entre los propósitos que también suelen hacerse por esta época de fin de año y comienzo de otro, que incluya ser más sociable, sacar tiempo para compartir con amigos, vecinos y familiares, disfrutar de la naturaleza bella del país, de los parques, los museos, las bibliotecas y muchos otros escenarios, hacer ejercicio y alimentarse bien, temas que también favorecen su salud física y mental.

Quienes ya presentan algún tipo de demencia, no solo deben consultar y recibir el apoyo de sus familiares, sino beneficiarse de los avances de la medicina. “En el caso de demencias degenerativas, como el Alzheimer, es posible lentificar su evolución deteriorante y manejar las alteraciones comportamentales y afectivas con la utilización de algunos medicamentos y terapias que estimulen la cognición”, precisa Álvaro Montoya, psiquiatra del Centro Médico Imbanaco, en Cali.

En ese momento, también es importante estar activo y para ello existen diferentes programas de atención y de rehabilitación, en instituciones especializadas.



Un problema neurológico importante



Más allá de las cifras, lo que preocupa mucho a los especialistas y a los familiares de los pacientes, frente a los tipos de demencia, son sus generalidades. “Hoy hablamos más de demencias que de demencia, ya que son diversas las formas de presentación de la clínica, que definen distintos tipos de la enfermedad. En líneas generales se caracterizan por un grupo de signos y síntomas clínicos comunes que incluyen disminución de las funciones cognoscitivas, principalmente la memoria, aunque otras también se ven afectadas, así como trastornos psiquiátricos y del comportamiento”, explica José Manuel Santacruz, médico psiquiatra, psicogeriatra, coordinador médico de Intellectus.

Entre tanto, Álvaro Montoya, psiquiatra del Centro Médico Imbanaco, en Cali, señala que las demencias hacen referencia a “un síndrome neurológico que afecta negativa y progresivamente las funciones mentales, en cuanto a lo cognitivo, como aprendizaje, concentración, atención, orientación y memoria”. Sumado esto a los problemas sociales, anímicos y familiares, estamos ante “una condición patológica que altera la funcionalidad del individuo, comprometiendo juicio, anatomía y capacidad de discernimiento”.

Y si bien el riesgo de padecer una demencia es más significativo después de los 60 años y aumenta “a medida que envejecemos”, no es exclusivo de esta etapa. “Antes pueden también presentarse cuadros demenciales. Tampoco hay una edad en la que el total de la población sufra la enfermedad”, precisa Santacruz.

De igual forma, hay que tener en cuenta que se pueden presentar alteraciones cognitivas, sobre todo de la memoria reciente e inmediata, lentitud psicomotora y alteraciones de ánimo, producto del proceso de envejecimiento, sin ser demencias. O que, cualquier persona puede tener olvidos y desconcentraciones, fruto del cansancio o de un síndrome como la fatiga crónica que, explica Gloria Varela, neuróloga, “se define como un conjunto de signos y síntomas que incluyen fatiga severa, que resulta incapacitante para el paciente; además de dolor músculo-esquelético, trastornos del sueño, alteración en el proceso de concentración y cefaleas”.

Algunos de los tipos de demencia suelen tener manifestaciones similares



- Degenerativas, tipo Alzheimer: donde hay pérdidas de la función de la neurona. Su aparición es generalmente después de los 65 años y se incrementa con la edad. Constituye el 60 por ciento de las demencias y también puede aparecer en personas de menor edad.



- Demencia vascular: sigue en frecuencia y obedece al daño de las neuronas por microinfartos de capilares cerebrales.



- Mixtas (combina algunas como Alzheimer y vasculares).



- Infecciosas por sífilis, virus del sida y otras.



- Demencias inflamatorias: como las derivadas de la esclerosis múltiple.



- Demencias tóxicas: por alcohol y consumo de ciertos medicamentos o de sustancias psicotóxicas.



- Demencias por tumores y traumatismos cerebrales, que causan hematomas (subdural crónico).



- Demencia por hidrocefalea de presión normal. Estas requieren de un abordaje quirúrgico.



- Otras demencias metabólicas, como las ocasionadas por hipotiroidismo y deficiencia en el organismo de vitamina B12.



Suelen ser parecidas en sus inicios y por eso es clave un estudio integral con neurología, medicina interna y psiquiatría, para encontrar las causas y definir el manejo.



Atentos a ciertos síntomas



Es clave estar activo social, física e intelectualmente. Además, dice José Manuel Santacruz, psicogeriatra, hay que estar atentos a síntomas que indiquen el inicio de la enfermedad, “como fallas de memoria, principalmente eventos recientes que interfieran con la conducta habitual, olvido de nombres de personas u objetos, dificultades en la orientación, perderse en lugares conocidos o no recordar la fecha y cambios en la conducta, el estado de ánimo o la personalidad”. La idea es “realizar diagnósticos precoces para poder, igualmente, llevar a cabo intervenciones terapéuticas tempranas”, agrega.



Cuando se ha hecho el diagnóstico, hay que seguir claramente las indicaciones y controles médicos, también, brindar ayuda a familiares y protección a pacientes, lo cual contribuye a una mejor calidad de vida para todos.



Por su parte, Álvaro Montoya, psiquiatra, recalca el beneficio de “el cuidado amoroso y respetuoso de su familia, una dieta balanceada y ejercicios cognitivos como el aprendizaje de idiomas, lecturas y recreación”. En tanto. el abandono, descuido y falta de estímulos afectivos, “contribuyen negativamente y aceleran el deterioro de la persona”.



Esos olvidos pasajeros y simples



En cualquier momento de la vida pueden presentarse alteraciones de memoria y desconcentraciones, pero estas no alteran la autonomía ni el funcionamiento habitual de una persona. Pero, si esto sucede, es fundamental prestar atención a la situación y consultar.



4 consejos clave



Tener alto nivel educativo, hablar varios idiomas, una mente creativa, analítica y productiva y hacer ejercicio protege de presentar demencia o al menos posterga su aparición, dice Carlos Alberto Cano Gutiérrez, médico geriatra, director científico de Intellectus.



“Cuando se ha hecho el diagnóstico es necesario seguir bien las indicaciones y controles médicos, así como brindar ayuda a familiares y cuidadores”. JOSÉ M. SANTACRUZ, Psicogeriatra, coordinador médico de Intellectus, centro de memoria y cognición.



36 millones de personas en el mundo presentan algún tipo de demencia. En Colombia se estima (no hay estudios concretos) que entre 2 y 5% de mayores de 65 años lo presentan.

http://www.eltiempo.com
13/02/2013