Tareas comunes como coser, cocinar o abrir latas pueden suponer una gran dificultad para las personas con discapacidad intelectual. Por esto, con el fin de facilitar esas labores y de conseguir que estas personas adquieran una mayor independencia, la Asociación Síndrome de Down Palencia (Asdopa) ha puesto en marcha un curso para el año 2012-2013.
El programa Progresa, que así es como se llama este «recurso formativo», tiene como objetivo la promoción de la vida independiente de personas con discapacidad intelectual. Las clases, destinadas a jóvenes entre 18 y 35 años de Palencia y provincia, irán encaminadas a la consecución de una «mayor autonomía que permita a los alumnos poder realizar un trabajo ordinario», ha manifestado Carmen del Barrio, trabajadora social y profesora de Asdopa. «Hay jóvenes más indendientes que otros, dos chicas que están trabajando en residencias de ancianos», añade.
Se calcula que habrá doce plazas. En caso de que finalmente esto sea así, el centro formará dos grupos de seis personas en función de la edad o de los intereses de cada alumno. «Todavía no se ha decidido qué criterio se va a emplear para realizar los grupos, vamos a esperar a que las plazas estén completas para crearlos», explica Del Barrio. La planificación de actividades que se van a llevar a cabo también va a ser en función de las necesidades de cada persona. «Hay jóvenes que ya están más orientados hacia la búsqueda de un empleo, pero otros todavía necesitan trabajar actividades más básicas», señala. «Algunos chicos tienen un mayor nivel de protección en casa y eso se nota, necesitan aprender a realizar tareas más elementales».
El centro va a facilitar las instalaciones y a encargarse de los gastos corrientes. «No tenemos ningún tipo de subvención. La Ley de Dependencia aún está desarrollándose para las personas con el grado de dependencia I», apunta la trabajadora social. «Estamos pendientes de una posible subvención de la Diputación y, con el tiempo, esperamos que este servicio de promoción de la autonomía personal entre como servicio de la Ley de Dependencia y las familias puedan recibir ayuda». Debido a esto, van a ser las familias las que se encarguen del coste de los profesionales –psicóloga, trabajadora social, educadora, fisioterapeuta y logopeda–. El dinero que aporten dependerá del número de alumnos.
La asociación cuenta con la experiencia de Burgos –donde este tipo de programas ya se ha llevado a cabo por la Asociación Down de Burgos– y de otras entidades similares en España. En la provincia vecina este año han preparado una obra de teatro, actividad con las que se trabajan muchos aspectos, «como vocalización, expresión artística...», cuenta Del Barrio.
Formación en diversas áreas
Dentro de las habilidades de autonomía personal y vida independiente se van a realizar, mayoritariamente, actividades prácticas, como planchar o pelar patatas. «A pesar de ser tareas diarias, los jóvenes con discapacidad intelectual encuentran dificultades en ellas», explica Del Barrio. «Atarse los cordones, por ejemplo, es una de las actividades que más les cuesta, es necesario enseñarselas paso a paso».
El apoyo en lectura, escritura y matemáticas que reciban los alumnos dependerá del nivel de cada uno. Es un ámbito en el que se trabaja continuamente porque «es algo que siempre van a necesitar», apunta. «El manejo del dinero les cuesta bastante».
Alguno de los objetivos que se buscan mediante el desarrollo de la inteligencia emocional es que los jóvenes con discapacidad aprendan a expresar sus sentimientos y a resolver conflictos entre ellos. En el ámbito de las habilidades sociales, «queremos que aprendan a mirar a los ojos de las personas con las que hablan y que no bajen la cabeza», explica la profesora. Otro de los campos que se van a tratar durante el curso es la psicomotricidad y el deporte adaptado. En la asociación practican natación, «algo que queremos seguir manteniendo», pero también buscan realizar otros deportes «para estar más en forma y prevenir la obesidad», explica. A los personas con discapacidad intelectual también les viene «muy bien» la educación afectivo-sexual, sobre todo cuando tienen «alrededor de 11 y 12 años y también entorno a los 18 y 20 años; además, este tipo de contenido es algo que los padres demandan», manifiesta Del Barrio, «por eso lo hemos incluido en las áreas a tratar».
En el programa Progresa también se va a trabajar la expresión de los intereses propios. «Buscamos que ellos digan qué es lo que quieren en la vida, si quieren vivir de forma independiente, si quieren buscar un empleo...», cuenta la trabajadora social. «La mayoría no se plantea el irse a vivir solos, sin embargo, el buscar trabajo es algo que cada vez interesa a más jóvenes con discapacidad, porque en la asociación llevamos varios años trabajando el empleo con apoyo», explica. Sin embargo, irse a vivir solos es algo que «no se plantean ni los chicos ni los padres, por ahora». El ámbito en el que más van a disfrutan los jóvenes con este tipo de discapacidad es en la expresión oral y artística. «Les encanta cantar y bailar», señala Del Barrio. La logopedia se trabajará «con aquellos que lo necesiten», apunta la profesora. «Las peronas con Síndrome de Down sí lo suelen necesitar porque les falta mejorar la vocalización, aunque no a todos», concluye.
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28/08/2012