El uso de cifras en grupos que pueden corresponder o no corresponder a su valor aritmético (p. ej., dos doses, que hay que leer sencillamente como ‘dos’; o dos cincos, que hay que contar también como ‘dos’), nos permite estimar, al mismo tiempo, la ‘velocidad de procesamiento mental’ del sujeto y su capacidad de ‘dirigir y reorientar’ sus propios procesos cognitivos.
El uso de este test como una alternativa multilingüe y no lectora al test de Stroop tradicional presenta toda una serie de ventajas: minimiza los efectos de la educación y la clase social, permite trabajar con sujetos muchísimo más jóvenes y admite la valoración de sujetos ciegos o anómicos a los colores.
Con la utilización de este test en grupos de 20 adultos de distintas edades (55-64, 65-74, +75) y grupos de 20 y 20 sujetos con episodios vasculares (anteriores o posteriores), es posible estimar la utilidad de este instrumento en sujetos de poblaciones clínicas.
Hallamos una lentitud creciente en los tiempos de producción y decisión, y una respuesta dramática a la presencia de la disfunción neurológica.
El test permite abordar el ‘efecto de Stroop’ en cualquier lenguaje, con una hoja de respuesta fonética.
Fuente:http://www.revneurol.com/portal.asp
9/06/2004