La ciudad ya está en el mapa de la comunidad científica internacional. El grupo de Neurobiología Estructural del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), que dirige Claudio Fernández, es el primer laboratorio del interior del país (y el segundo en América latina) asociado a la fundación alemana Max Planck. Para dimensionar la importancia del logro, Fernández resumió: "Seremos un referente clave en el área de descubrimiento y diseño de fármarcos para enfermedades neurodegenerativas" como el Parkinson y el Alzheimer.El futuro laboratorio que ya asoma en el complejo universitario de La Siberia estará finalizado a fin de año merced a unos 3 millones de pesos que aporta la Casa Rosada a través de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Pero, además de la infraestructura, el logro de laboratorio asociado a la germana Max Planck le dará un potencial que no tiene techo y será el segundo en todo el continente, detrás de otro porteño también ligado a la fundación alemana no universitaria, que es líder planetaria en el financiamiento de avances científicos
"La fundación de mayor prestigio científico de toda Europa y el mundo puso su mirada en Rosario", señaló a La Capital el director del IBR, que agregó: "Esta asociación implicará financiamiento para proyectos conjuntos (en una primera etapa por 150 mil euros), transferencia de equipamiento e intercambio de científicos entre la Argentina y Alemania. Ser un laboratorio asociado tendrá igual peso profesional que un laboratorio germano".
Los detalles se conocieron ayer tras la disertación que hizo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Polo Científico Tecnológico de Buenos Aires, en el marco del simposio Fronteras de la Biociencia.
Max Planck es una sociedad autónoma pero que se financia con fondos del gobierno federal y de los estados alemanes. Tiene 80 institutos, unos seis en el mundo y maneja un presupuesto anual de 1.400 millones de euros.
Este privilegio surge de la labor científica de Fernández en Göttingen (Alemania), de donde salieron 45 ganadores del Premio Nobel, y que continuó en Rosario junto a becarios e investigadores de la UNR como grupo asociado de la Max Planck.
Cumplidos ya los cinco años de la asociación, el contrato con el grupo alemán culmina y se busca darle continuidad mediante este nuevo reconocimiento.
Según explicó Fernández, un equipo interdisciplinario de científicos y técnicos investigarán y diseñarán fármacos neurológicos.
El trabajo será multidisciplinario, un paso más tras la identificación tridimensional de la proteína en su estado inofensivo y neurotóxico de cara al descubrimiento y diseño de fármacos para combatir enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. El proyecto aspira a ingresar en una fase preclínica.
"Ya no estaremos aislados sino en conjunto con Max Planck y, al estar asociados, nos convertimos en uno de los centros de excelencia. Un reconocimiento que implica cuidar a nuestra gente, que está avanzando significativamente en la investigación y, por eso, debemos ser más responsables que nunca", razonó Fernández.
Entre los avances también se anotan la carrera de doctorado que en conjunto mantienen Göttingen y Rosario, que acredita a los científicos locales en ámbitos europeos.
Al respecto, en el nuevo edificio funcionará el laboratorio de Neurobiología Estructural del IBR, especializado en biología estructural, química y biofísica.
Albergará a 40 personas (muchos científicos repatriados) y, si bien será independiente, estará vinculado a actividades cooperativas con el Polo Científico.
"Estoy muy contento, pero lo más importante es que trascienda a las personas y poder formar científicos de calidad con la misma filosofía de trabajo que nos han inculcado para que perdure en el tiempo", concluyó Fernández.
El valor de la confianza
La delegación de la sociedad Max Planck desembarcó en la Argentina para participar de los anuncios.
El jefe de laboratorio, Christian Griesinger, explicó que, “en términos científicos, la colaboración ha sido extremadamente exitosa y es el motivo por el que ambas partes decidieron continuar”.
Por su parte, el vicepresidente la sociedad alemana, Herbert Jäckle, explicó el motivo de la asociación con el laboratorio rosarino.
“Buscamos personas y luego confiamos en ellas. Les proveemos un sistema de confianza en el que pueden hacer lo que deseen para cambiar y redefinir los bordes de la ciencia. Nuestra filosofía es no robar talentos sino ayudar a los científicos en sus carreras para que puedan volver a sus países”, resumió.
“Es una alianza donde los dos países ganan”, afirmó Griesinger, y en la que cada institución asociada a Max Planck mantiene su autonomía: les proveen recursos y la confianza para decidir qué tipo de ciencia desean hacer. La alianza se nutre en la relación y el trabajo de los científicos.
El director del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la UNR, Héctor Floriani, calificó a la asociación como “un sello de calidad que permite conseguir otros financiamientos”.
“No se trata de un regalo sino de algo que habla de la calidad de nuestros recursos humanos. El rédito económico es una parte, pero el beneficio radica en trabajar en un entorno de altísima calidad científica”, aseveró.
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17/05/2012