Esta nueva investigación sobre el autismo es realizada por científicos en Georgetown y en el Centro Médico Nacional Infantil. Quieren dar respuesta a este misterioso desorden neurológico, que no es común que se detecte sino hasta que el niño tiene aproximadamente tres años de edad, cuando buena parte del daño cerebral ha ocurrido ya.
El examen consiste en practicarle al pequeño paciente un examen de resonancia magnética de su cerebro, para revelar la forma en que el niño procesa la luz y el movimiento. Además con el estudio se rastrea los cambios en la irrigación sanguínea para observar el funcionamiento del cerebro del paciente cuando realiza ciertas acciones. Así más adelante los médicos pueden comparar las habilidades cognitivas y el comportamiento de los niños con esta serie de fotografías cerebrales.
Ésta es una técnica muy adelantada de exploración, para intentar vislumbrar cuál es el problema que se produce en el interior de los cerebros afectados por el autismo. Esta enfermedad supone un desorden cerebral complejo, más común en niños, que interfiere con la capacidad de éste para comunicarse e interactuar. Los síntomas pueden ser leves, pero también tan graves como que los niños no desarrollen su capacidad de habla.
"Percibimos que una intervención temprana será más eficaz", explicó Thomas Zeffiro, del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, quien investiga una tecnología capaz de ser utilizada para explorar los cerebros preescolares e incluso de bebés.
"Hay controversia sobre si existe un periodo crucial" para frenar el autismo, advirtió Zeffiro. "Si existe, podría ocurrir un cambio drástico en la forma como tratamos a los niños con desórdenes en el desarrollo". A pesar de que anteriormente la mayoría de los estudios anteriores se concentraba en los problemas emocionales y de comunicación más característicos del autismo, la ciencia hoy día busca dar un respuesta desde la estructura fisonomía cerebral .
Fuente: Noticias.com
12/05/2004