Juan Lerma, director del Instituto de Neurociencias y presidente de la Sociedad Española de Neurociencias -2012 es el año de esta especialidad en España-, alerta de que estudios como el presentado recientemente sobre el comportamiento del cerebro, confirman que el deterioro empieza a partir de los 45 años, y no de los 60 como hasta ahora se creía.
-¿Qué pone de manifiesto el estudio?
-En el trabajo se ha hecho un esfuerzo importante durante diez años siguiendo a muchas personas desde el punto de vista epidemiológico. Hablamos de un deterioro cognitivo del cerebro, esa capacidad de aprender, de calcular, de darte cuenta de las cosas, de razonar. Estaba más o menos establecido en los 60 años, coincidiendo con la jubilación. Si no tienes un cerebro ágil, muchas cosas empiezan a fallar, pero hay dos tipos de deterioro, el normal y el patológico, que puede desembocar en alzhéimer, y no tiene nada que ver con lo que estamos hablando. La conclusión importante es que el deterioro ya no ocurre a los 60, sino que lo hace en torno a los 45 años. Entre los 45 y los 50 años, sí lo hay, en torno al 6%.
-O sea, un aviso.
-Sí, hay que tener cuidado porque el deterioro es anterior a lo que se pensaba. Desde el punto de vista socieconómico la conclusión que podemos sacar es el hecho de que los trabajadores que están desarrollando una labor importante, si se les reduce la capacidad cognitiva son menos competitivos, y eso hay que tenerlo en cuenta. No es lo mismo que los fallos cerebrales se produzcan en una edad en la que estás jubilado, que lo hagan a partir de los 45 años cuando estás realizando cálculos financieros, operando o diseñando estructuras...
-¿Ha sido una sorpresa?
-Más o menos. Lo que tenemos que tener claro es que el deterioro cognitivo puede empezar antes. Avanza durante toda la vida. Sabemos mucho sobre cómo funciona el cerebro, pero también desconocemos, todavía, mucho. Lo que está claro es que el cerebro nace muy inmaduro y es importante aportarle experiencia. Si tu coges un animal recién nacido y le tapas un ojo, al cabo de cierto tiempo compruebas que el desarrollo de la corteza cerebral es muy pobre.
-¿Algunas prácticas recomendables?
-Antes, cuando se tenía un bebé se le aislaba para que no sufriera ninguna alteración. Eso no es correcto. El bebé tiene que estar en un ambiente completamente normal, porque los bebés oyen. Escuchar música les estimula. A los cerebros no hay dejarlos sin estimulación cuando están en proceso de maduración, y lo mismo es aplicable para toda la vida. Cuanto mayor actividad intelectual tienes, mejor madura tu cerebro y mejor se conserva. Lo dejó muy claro Cajal a principios del siglo XX cuando habló de la gimnasia cerebral. Igual que el músculo se estimula con pesas para hacerlo fuerte, con el cerebro ocurre lo mismo.
-¿Cómo se estimula un cerebro?
-Leer, estudiar, pensar, hablar, tener relaciones sociales. Al cerebro no se le puede dejar aparcado. Debe estimulársele a través de los sentidos, por lo que lo que hay que hacer es hacer trabajar a los sentidos. En vez de tumbarse a ver la televisión en el sofá, irse a ver una exposición, participar en una tertulia, hacer sudokus... y una cosa muy importante que se ha puesto de moda en los últimos años: el ejercicio físico también favorece la actividad cerebral, y eso es algo que se conoce desde hace muy poquito. Andar rápido secreta hormonas que, a su vez, pueden activar la expresión de genes antienvejecimiento. Todo eso que sirve para la prevención cardiovascular es válido para mantener un cerebro activo. Dieta mediterránea, colesterol bajo, actividad física... valen perfectamente para favorecer un cerebro activo y es muy importante que la gente lo sepa. Existe una estadística sobre el alzhéimer. Su incidencia en universitarios es diez veces menor que en el resto.
-¿Está demostrado?
-Hay una máxima en Neurología. Si no lo usas lo pierdes. Ángel Barco, uno de nuestros investigadores, tiene experimentos en los que demuestra que un ratón en un ambiente lleno de estímulos es cognitivamente más potente. Esto es importante a la hora diseñar programas educativos, planificar los estudios, cómo tienen que ser las clases. A los 40 minutos de clase, el cerebro desconecta.
-¿Confundirse de nombre de un conocido es un mal síntoma?
Son señales, pero es algo completamente normal como no acordarte dónde has dejado las llaves. Algo mucho más grave es el deterioro cognitivo patológico. Un síntoma claro es perder la noción del valor del dinero y si un producto es caro o barato. Pero todo lo demás es normal, como el tema de la pérdida de habilidades. En la renovación del carnet de conducir, cuando pasas de los 50, seguro que en el simulador de la carretera fallas más y hay más pitidos que antes. Parece una tontería, pero tiene mucho sentido a la hora de retirar a un conductor de la carretera. Lo que es bueno para el corazón es bueno para la cabeza. Lo que son tonterías son esos sistemas de «brain training». Mejor hacer un crucigrama o leer a Tolstoi...
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24/02/2012