A los niños con autismo, cuando tienen tres años y se escolarizan por primera vez, casi siempre se les suele meter en colegios normales con otros niños que no tienen dificultades. Colegios con apoyos o con aulas específicas para ellos, pero colegios normales a fin de cuentas. Está demostradísimo que los niños con autismo se benefician del contacto con otros niños y además a esa edad son pequeñitos y manejables y a veces su nivel de desarrollo no difiere tanto del de otros niños de la clase.
Luego, según van creciendo y avanzando cursos, se van descolgando de esa educación inclusiva o integradora o como queramos llamarla. Los que tienen un mejor desarrollo cognitivo aguantan más en el sistema ordinario, pero casi todos acaban cayendo antes o después. ¿Qué pasa si caen? Hay dos opciones. La primera son los colegios especiales, que son públicos y que no están especializados en autismo (algunos tienen aulas específicas, pocos) sino que mezclan niños con diferentes problemas: síndrome de Down, parálisis cerebral, X frágil… de todo. Hay colegios especiales buenos, malos y regulares, con profesionales buenos, malos y regulares. La segunda son los colegios especializados en autismo, que son pocos, no hay en toda España y son concertados o privados. Aquí también los hay buenos, malos y regulares, por supuesto, pero a priori la especialización en los problemas específicos del autismo asegura que el niño esté mejor estimulado, que no solo “se le aparque”.
Como estamos en épocas de recortes para todos, los niños con autismo (o con otros problemas) no son menos. Los colegios públicos pierden personal de apoyo y los niños se ven obligados a irse antes de esa educación inclusiva.
A mí ya sabéis que me dijeron a principio del curso que Jaime debía buscar otro colegio. La orientadora del colegio me ofreció varios colegios especiales (públicos, claro) de la zona y se ofreció a visitar conmigo esos centros.
Pero yo quiero un colegio específico de autismo.
A lo largo de este mes tengo ya concertadas cuatro citas para visitar cuatro colegios específicos para chavales con autismo. Son todos concertados y aunque aún no sé cuánto cuestan, ya sacaré el dinero de debajo de las piedras si es preciso con tal de que Jaime reciba los estímulos adecuados que le ayuden a progresar.
Los cuatro están en la zona norte, bastante lejos de dónde vivo. La mayor parte de la gente con la que hablo del tema se preocupa por ese detalle. “¿Cómo os vais a organizar?” me preguntan. “Eso es lo que menos me preocupa” les contesto siempre “míralo de otra manera, tengo la suerte de que estén sólo a 20 kilómetros de mi casa, imagina que viviera en Soria, allí no hay colegios así”.
A partir de ahora les diré que podría vivir en Palencia.
El problema para mí no es la distancia, es si conseguiré plaza.
Es un hipotético escenario que le planteé a la orientadora en nuestra charla: “Vale, no puede seguir en su colegio de ninguna manera. Imagina que tampoco consigo plaza en uno específico y que tras visitar los especiales no me gustan y me niego a llevar allí a mi hijo. ¿Qué puedo hacer entonces? ¿Puedo dejar a mi hijo en mi casa y trabajar nosotros con él a la espera de lograr en otro curso plaza en un colegio que me parezca indicado para mi hijo?”
Ella me contestó que no lo creía posible, ya que estaba en edad de escolarización obligatoria, pero tampoco supo darme solución. No hay opción, no se contempla alternativa.
Me da que algo parecido es lo que les ha pasado a esos padres de Palencia que están siendo noticia estos días. No se niegan a que el niño sea escolarizado, pero sí a que vaya a un centro de educación especial. Han sido imputados judicialmente por un supuesto delito de abandono de familia al negarse a llevar a su hijo de ocho años a un centro de educación especial, tal y como ordena la Inspección Educativa. Han recurrido la denuncia y demandado a la administración educativa.
Azucena Ortega ha explicado que a su hijo se le negaron todos los apoyos cuando empezó tercero de Infantil en un colegio publico: “En menos de dos meses se le segregó a un centro de educación especial sin nuestro consentimiento”, ha indicado la madre.
La madre ha explicado que mientras intentaban sin éxito escolarizar a su hijo en varios colegios, la Inspección Educativa les “amenazaba” con denunciarles por absentismo escolar.
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9/02/2012