Un estudio realizado por la Universidad Andrés Bello, en población de niños con Síndrome de Down de la comuna de Las Condes, reveló que la mayoría de ellos tienen algún problema auditivo lo que repercute en su aprendizaje y desarrollo del lenguaje.
El informe preparado por la fonoaudióloga Carolina Giesen y que fue efectuado a 71 personas, hombres y mujeres, con Síndrome de Down entre los cuatro y los 26 años y 11 meses, del Colegio Especial Paul Harris de Las Condes, arrojó una serie de hallazgos que puede ayudar a una mejor calidad de vida de este segmento de la población.
Según explica Carolina Giesen este estudio arrojó que la mayoría de los alumnos estudiados poseen algún problema auditivo, aunque éste sea en su mínimo grado.
Esto es importante saberlo ya que estas personas tienen un desarrollo evolutivo del lenguaje más tardío que los niños sin este síndrome, dice la experta.
Además, agrega la profesional, se observó que a nivel de procesamiento auditivo central, estos niños poseen una menor capacidad de atención de los estímulos sonoros en ruido y una menor protección de sus oídos frente a sonidos de alta intensidad. Esto indicaría que podrían quedar escuchando menos de forma precoz, en comparación al resto de la población.
El grado de compromiso auditivo que más evidenció la muestra, fue de hipoacusia de conducción leve (disminución del nivel de audición por debajo de lo que se considera normal), siendo de un 68% para oído derecho y un 72% para oído izquierdo. Los problemas que se detectaron fueron variados, pero los de mayor relevancia son la poca información que manejan los padres o apoderados de los alumnos en relación al área auditiva en general.
Llama la atención la gran cantidad de padres que dicen haber llevado a su hijo al otorrino, sin embargo, hay un 45% de padres que asevera no haberle realizado exámenes auditivos previos, dijo Giesen.
Respecto a las características anatómicas del pabellón auricular, todos los niños presentaron algún tipo de alteración en su anatomía, lo que indica que con una simple observación de las orejas por parte del equipo docente del colegio se podría hacer una derivación a otorrino ya que la alteración anatómica indica el tipo de alteración auditiva pero no en qué grado es la pérdida.
También se pudo observar que estos alumnos no poseían una buena discriminación de palabras en ambientes ruidosos y no poseen tan buena protección del oído interno como se puede encontrar en la población general.
Esto influye directamente en lo que ellos pueden aprender dentro de sus salas de clases y con sus familias. Además de poder empeorar su audición más tempranamente que el resto de la población, advierte la fonoaudióloga.
Tras el estudio, la profesional de la UNAB recomienda realizar evaluaciones con una periodicidad regular en estos niños, por ejemplo una vez al año o cada seis meses. Poseen conductos auditivos más estrechos que se llenan más rápido y con mayor facilidad de cerumen. Observamos que poseen efectivamente un mayor índice de prevalencia de pérdida auditiva lo que les afectaría directamente en la percepción y desarrollo de su lenguaje, advierte la experta.
Por lo tanto, sería además pertinente poder conseguir equipos de amplificación para las salas de clases, poder aumentar la voz de los profesores en el aula, y así poder reducir el ruido de fondo y la reverberación para los alumnos con necesidades especiales, concluyó Giesen
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14/12/2011