Pese a que la enfermedad sigue siendo irreversible, el diagnóstico en la fase inicial permite ralentizar la aparición de los síntomas, que suelen abocar a la demencia. Se estima que en España hay 800.000 pacientes de Alzheimer.
"El avance del Alzheimer se puede ralentizar, ya que los factores de riesgo de la enfermedad son los mismos que los de otras patologías, como los infartos o los problemas cerebrovasculares." Son palabras del neurólogo del Hospital San Camilo Antonio Yusta Izquierdo, quien, a propósito del día mundial de la enfermedad, que se celebra hoy miércoles, pretende hacer hincapié en la posibilidad de lentificar sus efectos.
A este respecto, Yusta Iquierdo advierte de que uno de los principales focos de atención de los investigadores es la detección temprana, ya que, a nivel bioquímico, el Alzheimer aparece mucho antes (incluso años antes) de que se manifiesten los síntomas. "Normalmente”, indica, “cuando se presentan los síntomas ya hemos perdido del 70 al 80% de las neuronas".
Por su parte, el coordinador del grupo de estudio de conducta y demencia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Pablo Martínez-Lage, subraya que "un cerebro afectado por el Alzheimer que, además, haya sufrido daños vasculares, como un infarto, requiere ‘menos cantidad de enfermedad' para que ésta se propague".
En España, el Alzheimer afecta a cerca de 800.000 personas. O lo que es lo mismo: uno de cada 10 individuos mayores de 65 años sufren esta patología, cifra que se dispara al 25% cuando hablamos de mayores de 85 años.
Entre los principales síntomas de la enfermedad, se halla la dificultad a la hora de expresarse correctamente, la desorientación espacial o los trastornos en la conducta.
El Alzheimer no es privativo de los ancianos, también puede declararse en individuos jóvenes con antecedentes familiares. De hecho, las personas que tienen padres con Alzheimer tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Según Yusta Izquierdo, "todo apunta a que algún día habrá ‘vacunas’ que disolverán la proteína del amiloide en el cerebro y bloquearán la progresión del Alzheimer", anticipa el neurólogo del Hospital USP San Camilo.
"Actualmente, el diagnóstico con síntomas pero sin demencia es posible, pero el diagnóstico sin síntomas todavía está en fase de investigación", explica Martínez-Lage. "Si cuidamos los factores de riesgo vascular, especialmente de los 45 años en adelante, estaremos favoreciendo que nuestro cerebro llegue a los 65-70 años en un estado más saludable y, por tanto, más preparado para soportar la enfermedad", añade.
Una enfermedad 'de Estado'
Por otro lado, la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias ha divulgado un comunicado en que, bajo el lema 'Cada diagnóstico, una persona', reclama una política de Estado para combatir el Alzheimer, de modo que se considere esta enfermedad una prioridad socio-sanitaria "de primera magnitud en la esfera política nacional, independientemente de cada fuerza política o Gobierno Autonómico", ya que se prevé que la cifra de afectados ascienda a 7 millones en 2030 (entre enfermos y familiares-cuidadores).
Agencias
21/09/2011