Jared Gabay es como muchos otros estudiantes universitarios. Cuando tiene un examen importante cerca recurre a los llamados medicamentos para estudiar para conseguir un impulso extra.
"Estoy más dirigido. No me enfoco en otra cosa", dice el estudiante de último grado en la Universidad de Auburn al referirse a los medicamentos. "Si tengo un ensayo, eso es todo lo que estoy haciendo. Sin distracciones, sin socializar, solo eso".
Gabay toma el medicamento Adderall, cuya venta requiere receta, y que está diseñado para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, (TDAH). Él no tiene TDAH o una receta médica, pero el medicamento no es difícil de conseguir: "Es muy fácil, no es sospechoso o percibido de una mala manera", dice.
"Tal vez con un simple mensaje de texto o una llamada telefónica: 'Oye, ¿te importa si me das un poco de Adderall? Tengo una larga noche por delante'”. Después de tomar la píldora, se sumerge en los libros, en su habitación en una casa de fraternidad, pasando una noche en vela estudiando.
Es una escena que se repite en los campus universitarios de todo Estados Unidos.
Alan DeSantis, profesor e investigador de la Universidad de Kentucky, ha rastreado el consumo de medicamentos de estudio. "Es abusado más que la marihuana y es más fácil de conseguir", dice.
La investigación de DeSantis encontró que el 30% de los estudiantes universitarios de Estados Unidos han utilizado un estimulante ilegalmente, como los medicamentos contra el TDAH: Adderall o Ritalin. El número aumenta entre los estudiantes de último grado. La mitad de todos los estudiantes en primer y segundo año de la universidad han utilizado estos medicamentos, según el estudio, y 80% de los estudiantes de último grado en fraternidades y hermandades los han tomado.
El Adderall es una anfetamina: puede crear hábito. El gobierno federal estadounidense la considera un fármaco de la Lista II. Los medicamentos en esta categoría tienen, según las leyes estadounidenses “el perfil de mayor potencial de abuso y dependencia de todos los medicamentos que tienen utilidad médica”.
El Dr. Raymond Kotwicki, un profesor asistente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Emory en la escuela de medicina en Atlanta, considera preocupante que los estudiantes posiblemente usan estos fármacos. “Pueden producir euforia, podrían facilitar el estudio temporalmente... pero en el largo plazo existen problemas significativos, tanto en términos de pensamiento, de estado de ánimo, tal vez incluso de funcionalidad”.
Medicamentos como el Adderall pueden producir nerviosismo, dolores de cabeza, problemas estomacales o incluso eventualmente conducir a la psicosis, un trastorno mental que incluye la pérdida de contacto con la realidad, dice Kotwicki, también director médico de las instalaciones de entrenamiento de salud mental de Skyland Trailen, en Atlanta.
Además, le preocupa la presión sobre los estudiantes para que sean perfectos. “Si eres un estudiante y sientes que no eres lo suficientemente capaz de hacer las cosas sin una ayuda externa, esa es una idea que queda reforzada y puede conducir a muchos problemas distintos”.
Para los estudiantes es inocuo
Los estudiantes al parecer no lo ven de esa manera. Otro dato revelador de la investigación de DeSantis en la Universidad de Kentucky es cuán peligroso creen los estudiantes que son estos estimulantes cognitivos. Ellos consideran al Adderall un poco más peligroso que beber refresco y muy lejos de ser tan peligroso como beber cerveza o fumar.
Tomar medicamentos sin receta médica o comprar sustancias controladas es ilegal y los estudiantes que usan estos fármacos podrían ser procesados judicialmente.
Para estudiantes como Gabay, el uso de los medicamentos de estudio es tan común que no lo ven como un problema.
Algunos científicos dicen que los medicamentos para mejorar las capacidades cognitivas deben ser cuidadosamente legalizados y puestos a disposición para este tipo de uso. En la revista Nature en 2008, un comentario de cinco investigadores indicaba: “Debemos dar la bienvenida a los nuevos métodos para mejorar nuestra función cerebral”. Agregaron: “Los potenciadores cognitivos efectivos beneficiarán tanto a las personas como a la sociedad”.
Gabay dice que el medicamento funciona para él. "Simplemente, estoy en un estado de ánimo muy bueno en este momento", dice, saliendo de un edificio universitario. “Salí muy bien en el examen. Todavía puedo sentir algunos de los efectos, pero están empezando a desaparecer”.
Se lució en la prueba y obtuvo un 10 en la clase. Es algo que Gabay ha visto suceder una y otra vez desde que comenzó a tomar medicamentos de estudio. Él dice que solía obtener ochos, pero ahora con la ayuda del Adderall, siempre saca nueves y dieces
http://mexico.cnn.com
11/10/2011