La inhabilidad lectora o dislexia deriva de la afectación de ciertos aspectos del lenguaje, como las fallas en el reconocimiento de los sonidos de la lengua, llamados fonemas, y la representación de estos sonidos en signos gráficos o letras. Además, este problema puede ser consecuencia de la inestabilidad en el reconocimiento de los rasgos que forman las letras. Los niños con esta dificultad al leer confunden letras con similar configuración. Por ejemplo, las letras p, b y d se forman todas con un círculo y una raya, variando solo la posición de estos elementos.

La mala discriminación de las ubicaciones espaciales acarreará la dificultad en el reconocimiento durante la lectura. Lo mismo ocurre entre: m y n, f y t, etc. Al leer sílabas, palabras y frases, la tarea se va complejizando aún más y se agregan otras dificultades, como la lentificación en el ritmo de lectura o la pérdida de entonación adecuada, afirmó la magíster Dariela Rumich, neurosicóloga.



Ámbitos regulares



La escolarización de estos niños se desarrollará en ámbitos regulares, con el acompañamiento cercano de un equipo de profesionales que, tanto en la institución como fuera de ella, los apoyen de acuerdo a los hallazgos de la evaluación diagnóstica.

Numerosas investigaciones han probado la existencia de una predisposición genética en la dislexia y plantean las influencias del entorno en el desarrollo de los trastornos lectores. Un equipo interdisciplinario llevará adelante el proceso de restablecimiento funcional. La severidad de la afectación, la sensibilidad en la respuesta a la intervención y la presencia de otros trastornos comórbidos o asociados determinarán el pronóstico. Se han visto resultados muy favorables cuando el proceso es sistemático y hay colaboración de parte de todas las personas (padres, terapeutas, docentes, entre otros) que puedan estar implicadas en la tarea de rehabilitación del niño.

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28/09/2011