El primer componente de una educación afectiva y sexual significativa en la persona con síndrome de Down se centra en el autocuidado a cualquier edad, lo que evita cometer 'errores sociales', dijeron especialistas.
La presidenta de la Fundación Síndrome de Down de Nuevo León, Teresa de Jesús Aguilasocho Montoya, explicó que frecuentemente los padres desean que sus hijos con discapacidad intelectual sean autosuficientes, pero tienden a sobreprotegerlos.
Incluso, apuntó, es común que los padres no tomen en serio sus noviazgos o enamoramientos, aunque para esos jóvenes signifique una valiosa experiencia que les da la posibilidad de demostrar interés por otra persona, cuidarla, disfrutar de su compañía y compartir sus sentimientos.
'A muchos padres les parece difícil soltarlos, es difícil educarlos realmente como seres humanos sexuados, es mucho más fácil tenerlos sentados viendo la televisión, tomando decisiones por ellos, llevándolos y trayéndolos a donde nosotros decidimos, como niños eternos pero las complicaciones vienen después', expresó.
Al impartir una conferencia en la Universidad de Monterrey (UDEM), explicó que los jóvenes y adultos con discapacidad cognitiva no evidencian una conciencia plena acerca de las relaciones sexuales.
Manifestó que las personas nacidas con este trastorno genético generalmente no cuentan con un espacio para la posibilidad de satisfacer su placer sexual y en muchas ocasiones, la soledad se convierte en una costumbre muy arraigada.
'Manifiestan su sexualidad principalmente a través de abrazos, besos, caricias y autoestimulación', dijo.
Puntualizó que es la familia quien debe formar a sus miembros con discapacidad intelectual.
'Es la familia la que tiene el privilegio y la responsabilidad de una educación para la vida en la que se incluye la educación socio-sexual', dijo.
Para la especialista, la educación sexual debe entenderse como parte de una formación integral del individuo en el seno de la familia, donde se ofrece una oportunidad para practicar las destrezas de asertividad, negociación social, flexibilidad, empatía y preocupación por los demás.
Las personas con síndrome de Down tienden a tener comportamientos inapropiados socialmente, como ser muy afectuosas, incluso con extraños, o a través de conductas privadas que realizan en público, añadió.
Por esto, señaló que es necesario educarlos en los conceptos 'conocido-extraño' y 'público-privado', para evitar que cometan 'errores sociales', puntualizó.
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13/05/2011