Los datos epidemiológicos son cruciales en el planteamiento e implementación de los servicios audiológicos para niños con discapacidad auditiva así como para la implementación de los programas de screening auditivos. Los autores de este artículo hacen una selección de la literatura más relevante en la que se describen datos referentes a recién nacidos con perdidas auditivas superiores a 40 dB. Los conceptos revisados por los autores son la prevalencia, la etiología y la demografía desde un punto de vista relevante para establecer criterios en los de screening neonatal. Los autores revisan cinco condiciones en las que un recién nacido puede dar como un falso negativo en los primeros días de vida:

1.- Algunos niños pueden no tener una pérdida auditiva al nacer pero adquirirla tardíamente como resultado de un evento traumático como una infección. La más común es la meningitis bacteriana.

2.- Algunos niños pueden tener una perdida auditiva pero el grado de la misma hace que sea difícil de detectar. A medida que el niño crece se manifiesta de forma más clara el defecto auditivo. En algunos casos pueden ser sorderas progresivas entre las que se incluyen sorderas hereditarias y sorderas sindrómicas asociadas como los síndromes de Alport, Waardenburg Tipo II o Alstrom, enfermedades infeccionsas, malformaciones anatómicas, tratamientos perinatales y drogas ototoxicas.

3.- Algunos niños desarrollan perdidas auditivas tardías sin una causa aparente y por lo tanto no pueden considerarse como adquiridas puras.

4.- Un cuarto grupo estaría formado por aquellos niños que no son identificados al nacer al no pasa los programas de screening. Las razones son abandono del hospital antes de tiempo, inexistencia de programas de screening, etc.

5.- En este quinto y último grupo estarían los niños que pasan el programa de screening pero finalmente padecen una pérdida auditiva y por lo tanto son considerados como falsos negativos.

Fuente Audito.com

6/01/2004