El autismo es una enfermedad neurológica incurable que afecta más a los hombres que a las mujeres, ya que de cada cinco casos, cuatro son varones, informó Jesús Padilla Ramos, del Servicio de Psiquiatría Pediátrica del Centro Médico Nacional "La Raza" del IMSS.
En un boletín, el especialista expuso que a pesar de que dicha enfermedad incapacita al menor para llevar una vida "normal", sí es posible incrementar sus destrezas o habilidades con el apoyo de su familia y terapias individualizadas para que pueda enfrentarse a diversas actividades.
Padilla Ramos explicó que los niños autistas no hablan y dan la impresión de no escuchar, por lo que se mantienen aislados y distantes de las personas al no mostrar ninguna expresión ante estímulos, lo cual ocasiona que estos pacientes estén incapacitados en juicio y pensamiento.
Refirió que hay personas que piensan que el niño autista es más inteligente o es un genio, "lo cual es un mito, pues esos casos son rarísimos", además de que hay que diferenciar entre lo que es inteligencia y capacidad de memoria.
Indicó que el diagnóstico del autismo se puede hacer durante el primer año de vida, en donde los signos de alarma por los que hay que recurrir al especialista son: resistencia para que lo tomen en brazos -el niño grita para que lo suelten-, la ausencia de la mirada de su hijo hacia ella y la falta de lenguaje o expresión.
El psiquiatra agregó que en la mayoría de los casos este mal se detecta entre los tres y cinco años de edad, cuando el menor entra al kinder y la maestra observa que el niño no habla, no entiende las clases y no socializa con sus compañeros.
Aunque se desconoce el daño neurológico que provoca esta enfermedad, algunos factores de riesgo en las mujeres embarazadas, es que sufra de infección grave como rubéola, toxoplasmosis, citomegavirus ó herpes, así como el antecedente familiar, refirió.
Asimismo, añadió que hay dos tipos de autismo, de los cuales el denominado "primario" presenta una sintomatología muy evidente y se manifiesta desde que el bebé esta en el útero, ante la ausencia total de movimiento del producto en gestión.
En este caso, al nacer existe una nula comunicación del binomio madre-hijo, ya que el menor no responde a ninguna estimulación auditiva o táctil.
El segundo es el autismo secundario y es menos frecuente ya que en éste los síntomas aparecen repentinamente luego de que el menor presentó un desarrollo normal en los primeros años de vida.
En este caso el pequeño camina, controla sus esfínteres y es independiente en algunas situaciones, pero de pronto y sin ninguna causa aparente empieza un retroceso de lo aprendido y deja de hablar, se aísla y no tolera el contacto humano, concluyó.
Fuente: Notimex
5/12/2003