SEVILLA es en la familia de Diego López (San Salvador, 1984) la síntesis de la rama salvadoreña y paterna de sus abuelos Efraín y Coralia y la rama española y materna de su abuela Esther, vallisoletana de Medina de Rioseco, de la que se enamoró su abuelo Raimundo, que se vino de El Salvador para estudiar Ciencias Políticas.
-Su familia se vuelve a marchar.
-Mis abuelos maternos se casan en España. Tuvieron ocho hijos. Mi madre es la primera que nace allí en El Salvador.
-¿Por qué deciden regresar?
-Nos venimos el año 2002. Mi madre tenía la nacionalidad española, se acercaba la Universidad y queríamos estudiar en Europa.
-¿Por qué Sevilla?
-El clima es bastante similar al de El Salvador. Fue decisión familiar.
-¿Quería estudiar Derecho?
-Quería hacer Comunicación. En San Salvador, de los 11 a los 17 años, hice radio. Un programa para niños, El Club de los Peques. Al final elegí Derecho. Las dos primeras pruebas de la Selectividad las suspendí. Imagino que por la diferencia de nivel en lengua y literatura. La tercera la aprobé y me fui a Pamplona.
-¿Le sirvió el título?
-Terminé la carrera y como el tema del empleo está como está, me planteé hacer un máster de Ciencias Políticas en Madrid.
-Como su abuelo Raimundo...
-A mí me fue peor. La Facultad no estaba adaptada para personas con discapacidad. Y no era en Madrid capital, era en Pozuelo de Alarcón. Decidí quedarme en Sevilla trabajando en la empresa familiar que montó mi padre, dedicada a la asistencia domiciliaria.
-¿Su limitación es congénita o adquirida?
-Nací prematuro en la Ginecológica de San Salvador, a las 28 semanas de gestación. Tengo una parálisis cerebral. Mis padres me han tratado como uno más, y cuando digo uno más digo castigos y premios, todo igual, y nunca me escondieron. Eso me ayudó a mí también a sentirme normal. Igual que hay gente que tiene gafas, yo tengo muletas. Lo importante en esta vida es ser feliz.
-Es una lección para muchos...
-Hay madres de chicos en una situación familiar y siempre les digo lo importante que puede ser un consejo, una sonrisa, un abrazo.
-¿Le beneficia vivir en el siglo de la Movilidad?
-Se habla mucho de eso, pero se podría hacer mucho más. Hay que ponerse en la piel de la gente que precisa de menos barreras arquitectónicas. Hay semáforos que permanecen en verde trece segundos. Una persona que no tenga un impedimento físico corre. Yo soy un afortunado porque tengo muletas, pero a una persona en silla de ruedas no le da tiempo.
-Pertenece al equipo de colaboradores de Zoido. ¿Cómo lo conoció?
-Un día, hace tres años. Me incorporé a su banco de colaboradores. Conozco a Arenas y Rajoy y a Aznar lo he saludado.
-¿Conoce a Espadas y Torrijos?
-En persona, no.
-¿Quién es el alcalde de San Salvador?
-Norman Quijano, de Arena (Alianza Republicana Nacionalista), partido conservador. Cambió el gobierno de la ciudad y dos meses después el de la nación, con el Frente Farabundo Martí.
-¿Hay analogías políticas entre su país de cuna y de adopción?
-Es complicado. El PSOE es un partido de centro-izquierda. Mauricio Funes, presidente del Salvador, es un presidente muy pragmático. El PP y Arena tienen muy poco en común.
-Republicana y nacionalista son dos palabras que gozan de poco prestigio en la derecha española.
-El PP es un partido de centro, aunque hay gente que dice que es de derechas.
-¿Su discapacidad determinó sus inquietudes políticas?
-No tiene nada que ver. No me gusta esa palabra. Yo le llamo gente con capacidades diferentes, que suena mejor y no es que suene mejor, es la realidad. Tenemos otras capacidades.
-¿Por ejemplo?
-Terminar la carrera en cuatro años, sin repetir ninguno. Acabar el bachillerato nueve meses después de llegar de América. Esa capacidad la aprendí de mis padres, que son dos aventureros.
-¿La España que se encontró difería de la que se imaginaba?
-Mi abuela nos hablaba mucho de Palencia, de Valladolid. Yo me imaginaba un país antiguo con mucha historia, me sorprendió ver tantas cosas nuevas. No sólo en Madrid o en Sevilla, sino incluso en Medina de Rioseco.
-Nació el año de la profecía de Orwell: 1984. ¿Se ha cumplido? ¿Estamos más vigilados?
-Hay más seguridad, pero yo no me siento más vigilado. Hace diez años el mundo era muy distinto al de hoy y dentro de diez años no te quiero ni contar. Todo evoluciona. Hasta empezar con mis muletas, en 1998, me movía con un andador y antes con un triciclo.
-¿Qué pesa más en su casa, la cultura castellana o la sevillana?
-Un poco de todo. Y la salvadoreña. Mi madre hace las típicas pupusas, una tortilla de maíz que lleva queso, chicharrón y frijoles.
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12/03/2011