La dislexia, también conocida como dificultad específica para la lectura, es un trastorno que condiciona que un niño con una inteligencia, motivación y escolarización normales no pueda aprender a leer de una manera fluida.
El niño disléxico lee de forma costosa, lenta, con pausas y rectificaciones. Cambia letras de lugar, invierte sílabas e incluso puede inventar palabras. A pesar de esta incorrecta mecánica de lectura, habitualmente es capaz de comprender bastante bien lo que lee.
Sin conocer la causa exacta de la dislexia, no hay duda de que se trata de una alteración en el funcionamiento de unas determinadas áreas cerebrales de base genética.
Para saber qué pasa en el cerebro de un alumno disléxico comenzamos por recordar la jerarquización del lenguaje. En el nivel superior encontramos la semántica (significado de las palabras), la sintaxis (estructura gramatical) y el discurso (conjunto de frases conexas).
En el nivel inferior se encuentra el sistema fundamental para entender la base del trastorno disléxico: el sistema fonológico. Éste se dedica a procesar los distintos elementos sonoros del lenguaje. El fonema es la parte más pequeña y la base fundamental del sistema lingüístico. Por ejemplo, en castellano, las combinaciones de sólo 24 fonemas (5 vocales y 19 consonantes) producen todas las palabras de esta lengua. Antes de conocer una palabra, el sistema fonológico del cerebro del niño debe ser capaz de descomponerla en estas unidades pequeñas o fonemas. Cuando el niño aprende a hablar, este proceso se da de forma espontánea sin ningún aprendizaje específico. Tanto el lenguaje hablado como el escrito tienen como base este sistema de procesamiento fonológico. Existe, sin embargo, una gran diferencia entre el aprendizaje de uno y de otro: mientras el lenguaje hablado se aprende de manera instintiva y natural, el lenguaje escrito tiene que aprenderse de una manera consciente con una instrucción específica. Al leer debemos convertir los símbolos visuales (letras) del alfabeto escrito en fonemas: así debe conseguirse la correspondiente grafema-fonema o asociación entre un símbolo y un sonido. Éste es el proceso de aprendizaje inicial de la lectura que los niños siguen habitualmente en Educación Infantil.
El disléxico tiene una gran dificultad en este proceso básico de la lectura o descodificación fonológica. Este proceso de descodificación le supone un gran esfuerzo y lo realiza con una extraordinaria lentitud.
En el momento actual existe un amplio consenso entre los investigadores en aceptar este modelo de deficiencia fonológica como la base de la dislexia. Una deficiencia en el nivel inferior del lenguaje va a llevar a un bloqueo en el acceso al nivel superior o comprensión del texto escrito. Este nivel superior del sistema lingüístico, semántico y sintáctico suele estar intacto en el sujeto disléxico.
El nivel de inteligencia no tiene ninguna relación con la deficiencia fonológica. Niños muy inteligentes pueden tener un déficit fonológico que les dificulte el proceso de aprendizaje de la lectura, mientras que otros con una inteligencia inferior aprendan a leer más rápidamente.
Las nuevas técnicas de neuroimagen funcional muestran que a nivel funcional sí existen diferencias entre el cerebro de las personas disléxicas y las no disléxicas. En condiciones normales, al leer se activas áreas del hemisferio lateral izquierdo, especialmente las más posteriores.
Los disléxicos presentan menos actividad en estas áreas y además, posiblemente para compensar, activan áreas del hemisferio cerebral derecho que no se utilizan en condiciones normales para la lectura
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8/01/2011