UNA de las primeras personas que José Carlos Arranz Rosa conoció en el Ceadac-Imserso (Centro de Atención al Daño Cerebral ) fue el neuropsicólogo Álvaro Bilbao Bilbao. El 19 de agosto, el día que llegó sin poder apenas andar ni pronunciar ni una sola palabra, él se encargó de valorar los daños causados por el botellazo para programar su recuperación y determinar unos objetivos concretos.
El joven distinguía formas, colores, tamaños, y era capaz de memorizar y razonar: "Hizo los ejercicios mejor que una persona sin lesión de su misma edad y su mismo nivel de inteligencia. José Carlos sigue siendo una persona brillante, después de la lesión. Tiene buena memoria, capacidad de atención, de razonamiento y de resolución. El problema que tiene es de fluidez", explica el doctor Bilbao. Cuando se le pregunta a este experto por cuál será el grado de recuperación de José Carlos, Bilbao se muestra cauto: "A todo el mundo que entra en el centro le decimos que nadie se va con el alta sin tener una secuela. Siempre que hay una lesión cerebral tan grave quedan secuelas. Su recuperación está siendo muy buena. Si hubiese que definir a José Carlos lo haría con la palabra "motivación". Él mismo se exprime día a día. Hay casos en los que los pacientes tienen que pasar más tiempo trabajando en el centro, pero todo lo que aprende aquí lo generaliza y se lo lleva a casa".
"Pudo haber muerto"
La botella de cristal colisionó con la región parieto-temporal izquierda de la cabeza de José Carlos, causándole unos daños muy similares a los del impacto con el parabrisas en un accidente de tráfico. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao reconoce que "pudo haber muerto fácilmente. "Si el golpe llega a ser un poco más profundo, le podría haber roto una arteria cerebral, una lesión mortal", asegura. "Y dos milímetros un poco más a la derecha y posiblemente no habría podido hablar nunca más".
La zona del cerebro afectada por el botellazo controla el habla y la movilidad. El parte médico indica que sufre afasia, apraxia y hemiparesia. Las dos primeras le impiden discriminar sonidos y fonemas como "da" y "pa" o "la" y "na", sobre todo en los momentos en los que se encuentra más cansado. "Para cualquier persona es importante hablar, pero en el caso de José Carlos lo es todavía más porque es profesor. El objetivo fijado en su caso no es tanto que hable, como que sea capaz de comunicar ideas en una clase o en público", dice Bilbao. Con su logopeda, Elena Panizo, José Carlos trabaja cada sonido de forma aislada."El lenguaje lo tiene bien pero no puede encontrar la forma de cada sonido. Queremos recuperar el patrón motor del hablar", apunta Panizo.
La hemiparesia, además de dificultarle acciones cotidianas como sujetar un bolígrafo o atarse un botón, le ha provocado un problema de equilibrio en su pierna derecha. El tiempo máximo que fija el centro para lograr resultados es de 18 meses. Álvaro Bilbao cree que en este tiempo seguirá progresando: "Si tuviera que apostar, lo haría a que va a volver a dar clase y subir alguna montaña, aunque con alguna dificultad".
http://www.diariodenavarra.es
8/01/2011