Una buena noche de sueño ayuda a aprender idiomas, ya que promueve una mejor retención de la información recién aprendida, e incluso rescata aquellos recuerdos perdidos durante el día, revela una investigación realizada por científicos de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos.
"Dormir tiene al menos dos distintos efectos en el aprendizaje", escriben Kimberly Fenn, Howard C. Nusbaum y Daniel Margoliash en la edición de esta semana de la revista Nature. "Consolida la memoria, protegiéndola contra la subsecuente interferencia o deterioro, y además puede ayudar a recuperarla o restaurarla".
Los investigadores encontraron que la habilidad de los estudiantes para retener nuevas palabras es mejorada significativamente por el sueño, aún cuando parecían olvidar algunas de las cosas que habían aprendido durante el día anterior.
"Ya sabíamos que la gente aprende mejor si es sometida a pequeñas cantidades de información en un determinado periodo en lugar de trata de aprender todo en una sola vez", indican. "Ahora, esta investigación demuestra cómo el sueño nos ayuda a retener lo que aprendemos".
Daniel Margoliash y sus colegas entrenaron a grupos de estudiantes para reconocer palabras simples distorsionadas por un sintetizador. "Es algo similar a tratar de entender a alguien hablando con acento extranjero", explican los investigadores.
Primero, evaluaron la habilidad de los estudiantes para reconocer las palabras; posteriormente los entrenaron para identificarlas más eficientemente, y luego los probaron de nuevo para ver qué tan efectivo era el entrenamiento.
Ninguno de los estudiantes escucharon la misma palabra más de una vez, por lo que tuvieron que aprender el patrón de sonidos que el sintetizador emitía.
Tres grupos de estudiantes fueron sometidos a la prueba. Uno de ello, un grupo de control, fue probado una hora antes de que ellos fueran entrenados y lograron reconocer el 54 por ciento de las palabras, en contraste con el 21 por ciento que identificaron antes del entrenamiento.
Posteriormente, otro grupo fue entrenado a las 9 de la mañana, y fue sometido a la prueba 12 horas después, es decir, a las 9 de la noche. Durante ese tiempo, los estudiantes habían perdido gran cantidad de las palabras aprendidas, y solamente lograron un 10 por ciento de mejoramiento sobre sus pruebas previas.
El tercer grupo fue entrenado a las 9 de la noche, y sometido al examen a las 9 de la mañana del día siguiente. Después de una noche de sueño, esos estudiantes mejoraron su desempeño en un 19 por ciento por encima de los logros anteriores.
Además, el segundo grupo --que fue entrenado a las 9 de la mañana-- fue sometido nuevamente a una prueba después de una noche de sueño, y sus calificaciones alcanzaron el mismo nivel que los estudiantes del grupo 3.
"Tuvimos una impresión muy fuerte con nuestros hallazgos", dijo Nusbaum. "Estábamos particularmente intrigados por la pérdida de aprendizaje que los estudiantes experimentaron durante el día y cómo posteriormente la recuperaron".
"El sueño puede rescatar memoria que se ha deteriorado espontáneamente", afirma Karim Nader, en un artículo paralelo también publicado en la revista científica Nature.
Ya anteriormente varios investigadores habían sugerido el posible impacto benéfico del sueño en el aprendizaje, pero este estudio es el primero en aportar evidencias científicas de que mientras dormimos la actividad cerebral promueve niveles altos de aprendizaje.
Los expertos sostienen que, aunque el estudio se enfoca específicamente a la retención de palabras, este descubrimiento puede ser relevante para otro tipo de aprendizajes.
Fuente: Reforma.com
14/11/2003