Esther Ureña es enfermera y colabora con la asociación STILL. Ayer habló en la sede del Club DIARIO de MALLORCA sobre el papel de los profesores frente al trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), una enfermedad que afecta hasta el 5% de los niños de las islas.
– Todos los niños son activos de por sí, ¿a partir de qué momento se convierte en hiperactivo?
– Siempre hay que hacer un diagnóstico y valorar los problemas en frecuencia e intensidad. Si un niño presenta unas conductas motoras y de atención inapropiadas para su nivel madurativo podríamos estar hablando de un TDAH.
– ¿Cómo lo detecta el profesor?
– Tiene a su alrededor un grupo normativo donde comparar conductas. Es más fácil detectar si hay determinadas conductas que pasan de la normalidad.
– ¿Por qué se produce este trastorno?
– Hay una influencia genética muy importante. Es un trastorno neuroquímico, se produce por el déficit de neurotransmisores. Se traspasa de padres a hijos, pero el ambiente puede cronificarlo o favorecer la aparición temprana.
– En clase, ¿qué se puede hacer?
– Se deben hacer modificaciones ambientales del alumno dentro del aula, como que esté cerca del profesor y lejos de distracciones. Hay que hacer explicaciones más secuenciales, poniendo ejemplos; cambiar los exámenes (haciendo tres preguntas cortas en lugar de una larga, por ejemplo); trabajar mucho la información visual, manejar la agenda para que los padres estén informados. Hacerles un seguimiento más exhaustivo que a los demás. Para eso, el tutor no está solo, el departamento de orientación es el que hace las pautas a seguir en cada caso. Los profesores tienen que fomentar la reflexividad, el autocontrol. Si no se actúa, el TDAH combinado puede derivar en un trastorno negativista desafiante, de negación de la autoridad y generar problemas de conducta, y en la adolescencia puede derivar en un trastorno disocial.
– El ejercicio, la alimentación... ¿pueden ayudar a tratar el TDAH?
– No está demostrado científicamente que el ejercicio sea una solución, pero sí es bueno porque contribuye al cansancio del niño. Los deportes de grupo son más complicados pues requieren más concentración Respecto a la alimentación, hay varias teorías, pero ninguna tiene un sustento científico.
– ¿El ritmo de la sociedad influye?
- Claro, sería muy diferente si estos niños estuvieran en un población selvática: aunque presentaran conductas no traspasarían la frontera de patología. Estamos en una sociedad en la que se le exigen unos objetivos más altos y es ahí donde se cronifican los comportamientos.
– ¿En los adultos está bien vista la hiperactividad?
– Los adultos hacen muchas actividades que no generan nada de provecho. Dejan muchas tareas por acabar y objetivos pendientes. Esas conductas acaban siendo vacías y si un niño tiene a ese padre como modelo, le repercute. Ahora se está empezando, pero hay muchísimos adultos sin diagnosticar
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30/10/2010