María Isabel Casas lleva años tratando de concienciar a los profesores y a la sociedad en general de que la dislexia es un problema que tiene una base física demostrada científicamente, es decir, que los niños que la padecen no son “torpes”, ni “tontos” , ni “retrasados”. Es más, la mayoría de ellos tiene un coeficiente intelectual que está dentro de la media e incluso por encima. Su problema es que una variación de carácter neurobiológico hace que los afectados presenten grandes dificultades para asimilar la información que les llega de fuera y para recordarlo. Es una batalla a la que se entrega en cuerpo y alma y que desarrolla en muchos frentes.
—¿Desde cuándo funciona la Asociación de Dislexia de Jaén y otras Dificultades de Aprendizaje?
—La organización trabaja en grupo desde hace unos cuatro años. El movimiento asociativo en esta materia en Andalucía ha crecido mucho en los últimos tiempos y, prácticamente, todas las provincias cuentan con una asociación. Nosotros, además, estamos integrados en la federación de carácter nacional.
—¿Tienen datos sobre la cantidad de población afectada por este problema?
—No existe una estadística concreta. Hasta hace unos años, las personas con dislexia eran considerados como torpes o bobos, no como gente que presenta una dificultad que tiene un origen físico. Sí sabemos que la incidencia tanto en niños como en adultos es muy elevada. Se conoce que entre el diez y el quince por ciento del fracaso escolar que se produce en la enseñanza obligatoria está ocasionado por no tratar correctamente a tiempo la dislexia.
—Después de un tiempo de rodaje, ¿emprenden un nuevo camino para acercarse a las familias?
—Queremos sensibilizar a toda la sociedad sobre este asunto. Por este motivo, el próximo sábado, día 2 de octubre, a las seis y media de la tarde, en nuestra sede de la calle Compañía, número 3 (junto al Conservatorio de Música) tendremos una primera reunión a la que están invitados todos los padres de hijos con dislexia o aquellos que sospechan que puedan tenerla, aunque no estén diagnosticados. El fin es lograr todo el apoyo posible para defender a nuestros hijos. A pesar de que la Ley Orgánica de Educación (LOE) incluye la dislexia dentro del grupo de dolencias que presentan “Necesidades específicas del aprendizaje”, la normativa andaluza, LEA, Ley de Educación de Andalucía, no ofrece esta calificación y no recoge el protocolo de atención a los niños en los centros.
—¿Qué exigencias plantean las familias a la Administración?
—Lo primero que pedimos es una detección temprana del problema. No es lo mismo que un menor afectado tenga una atención específica desde pequeño que cuando ya es mayor. Con el paso de los años, los niños se dan cuenta de que, aunque estudian y se esfuerzan, no pueden seguir el ritmo de una clase normal, y entonces todo el proceso de aprendizaje se complica ya que sufren desmotivación y fracaso.
—¿Cuáles son las secuelas más frecuentes de la dislexia?
—Los menores que no son tratados correctamente suelen sufrir depresiones y baja autoestima, porque son niños listos y se dan cuenta de que no avanzan en sus estudios, lo que les hace sentir como “tontos”. Otros, por el contrario, optan por rebelarse y son los clásicos alumnos rebeldes e impulsivos que revolucionan las clases y que, al final, el profesor suele dejar a un lado.
—¿Cuál sería la edad idónea para diagnosticar la dislexia?
—Los docentes pueden comenzar a percibir que algo no va bien en el mismo momento en el que el niño coge un lápiz y un papel y garabatea. Es decir, en la Educación Infantil. Al principio hay errores comunes en casi todos los pequeños, pero, con el paso del tiempo, aquellos que no tienen dislexia modifican estas costumbres y consiguen hacerlo correctamente, mientras los que sí están afectados, no avanzan.
—¿Las Aulas de Apoyo y Refuerzo de las colegios ayudan a estos menores a mejorar?
—Estas aulas, tal y como están planteadas, son un “cajón desastre” en el que se mezclan alumnos con problemas muy variados que no tienen nada que ver entre sí. Estos niños necesitan de su maestro más tiempo, más atención y mucha perseverancia
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12/10/2010