Investigadores del Brigham and Women's Hospital de Boston, en Estados Unidos, aseguran que la esclerosis múltiple varía su actividad en función de la estación del año, siendo mayor en primavera y verano, según los resultados de un estudio que publica la revista 'Neurology'.
En dicho estudio participaron un total de 44 afectados por esta enfermedad neurodegenerativa, de entre 25 y 52 años, de quienes se analizaron las resonancias magnéticas de su cerebro realizadas entre 1991 y 1993. Cada persona presentaba ocho exploraciones semanales y ocho análisis cada dos semanas, seguidas de seis controles mensuales.
Al mismo tiempo, se fue recopilando información climatológica del periodo analizado que incluía la temperatura diaria, la radiación solar y los niveles de precipitación del área de Boston.
Después de un año, los autores descubrieron 310 nuevas lesiones en 31 personas, mientras que en las 13 restantes no se detectó progreso alguno de la enfermedad. Analizando la época del año de estas lesiones, el autor del hallazgo, Dominik Meier, asegura que "su aparición era de dos a tres veces mayor en los meses de marzo a agosto, en comparación con otros meses del año".
Además, explica Domonik Meier, autor de este estudio, "no sólo había más lesiones durante la primavera y el verano, sino que también se observa cómo las temperaturas más cálidas y la radiación solar se asocian a una mayor actividad de la enfermedad".
"Este es un estudio importante porque analiza los registros de principios de los años 90, antes de que los medicamentos para la esclerosis múltiple recidivante fueran aprobados, por lo que no pueden influir en el resultado", explica Anne Cruz, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en un editorial adjunto a este estudio.
Según Cruz, este estudio ya no se puede repetir de ahí que en las futuras investigaciones que se hagan al respecto se analice también "cómo y por qué los factores ambientales pueden ser determinantes en la esclerosis múltiple".
Sin embargo, habrá que tener en cuenta que los ensayos clínicos suelen utilizar la resonancia magnética para evaluar la eficacia de un medicamento y los estudios suelen durar entre 6 y 12 meses.
De este modo, si el estudio se prolonga desde la primavera hasta el invierno, es probable que las lesiones disminuyan por el efecto de los fármacos, aunque la causa también podría ser el cambio de temporada. En cambio, podría suceder justo lo contrario si el estudio se inicia en invierno y dura hasta primavera o verano.
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30/09/2010