Francisco Méndez, presidente del Colegio Profesional de Educadores Sociales de la Región, cuenta su experiencia . «Estas cifras nos indican que en los últimos años tanto en los niveles básicos de enseñanza como en la educación de adultos se está avanzando mucho, sin embargo, está claro que se pueden hacer más cosas», afirma Méndez. «A la primera enseñanza cada vez se le piden más contenidos. Tal vez esto ha hecho que algo tan importante como que la lectoescritura haya sido desplazada. En la segunda enseñanza, si el niño llega con un nivel de lectura comprensiva bajo o incompleto, va a ser muy difícil que se le atienda adecuadamente», explica.
La educación de adultos realiza una importante labor en la formación en general y en la alfabetización en particular, pero siempre hay personas que quedan fuera de estos dispositivos por diversos motivos. Los educadores sociales suelen ver con cierta frecuencia que existe una pérdida del vínculo con el saber por parte de los adultos y adolescentes. Esta situación se produce tras una historia escolar poco satisfactoria, seguida de un absentismo y una salida prematura del colegio.
En definitiva, cuando se da una 'dimisión de lo educativo' (lo que comúnmente se conocer como fracaso escolar) por parte del sujeto y de la institución educativa, nos encontramos con un adulto con un débil vínculo con la cultura, que independientemente de su posición en la sociedad no cumple con sus deberes paternos a la hora de facilitar el acceso de sus hijos a la cultura.
«Se deberían potenciar proyectos desde la Administración. Realizar acciones educativas y formativas. De esta forma, reconstruiríamos el vínculo con el saber. A partir de ahí, reiniciar procesos educativos y formativos asociados a diversos programas de inclusión laboral, de vuelta al sistema reglado de enseñanza», declara Francisco Méndez.
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24/09/2010