El Dr. Christian F. Poets del Hospital Universitario de Tuebingen, Alemania y su equipo, han publicado un estudio en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine en la que muestran que roncar de forma habitual se acompaña de una variedad de manifestaciones respiratorias y trastornos del sueño, entre ellas casos con reducción intermitente del flujo de oxígeno, que causa hipoxia, y casos que no.
Para determinar si el roncar y la hipoxia pueden deteriorar el rendimiento académico, estos investigadores estudiaron 1.144 niños en tercer curso de enseñanza primaria. Sus padres completaron cuestionarios y todos los niños fueron sometidos a oximetría del pulso nocturna, una prueba que mide la cantidad de oxígeno en el organismo. Se definió la hipoxia intermitente como episodios durante los que la saturación de oxígeno caía al 90% o era inferior.
Los niños que roncaban “siempre” tenían una probabilidad significativamente mayor que los demás de tener un peor rendimiento académico. Este rendimiento era peor en 3,6 veces en matemáticas, en 4,3 veces en ciencias y en 3,5 veces en lenguaje. Los niños que roncaban “con frecuencia” también mostraban un rendimiento académico más bajo, aunque no tanto como el grupo anterior, 2,5 veces menor en matemáticas y 2,0 veces menor en lenguaje.
Además, los ronquidos también tenían una relación significativa con un pobre rendimiento académico en los niños con hipoxia intermitente, aunque la hipoxia intermitente sola, sin ronquidos, no se relacionó con un peor rendimiento académico.
La conclusión de los investigadores es que roncar de forma habitual, sin hipoxia, que generalmente se considera algo inocuo, sí puede deteriorar el rendimiento intelectual de los niños y, por tanto, su éxito académico. “Este efecto no está relacionado con la falta de oxígeno, que puede ser el resultado de los ronquidos” afirma el Dr. Poets, “sino que parece ser debido a otros mecanismos, como la alteración del sueño a causa de los ronquidos”. “Está claro que roncar es algo más que una molestia inocua”, concluye.
Los padres cuyos niños roncan con frecuencia deben consultar al pediatra o al especialista en otorrinolaringología (ORL). Con frecuencia, este problema puede solucionarse extirpando o reduciendo el tamaño de la glándula adenoides.
Fuente: American Journal of Respiratory Critical Care Medicine, August 15, 2003
17/09/2003