Llevan cien años buscando la integración real de sus alumnos. El colegio La Purísima de Zaragoza cuenta con unos 200 escolares sordos y sus docentes desempeñan su “labor como en cualquier otro centro”, apunta su directora, Lourdes Laiseka. Si bien, hay una “vuelta de tornillo más” en la educación porque, además de transmitir conocimiento, tienen que dotar a sus alumnos de estrategias comunicativas.

En este siglo han avanzado a pasos de gigante y la tecnología también ha contribuido a ello. De los mecanismos rudimentarios se ha pasado a los implantes cocleares, a la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula y los audífonos han alcanzado niveles “impensables” de eficacia. “No somos ajenos a su evolución, somos pioneros y participamos en esa innovación tecnológica para dotar de recursos útiles a los niños en el aula”, añade Laiseka.

Los docentes trabajan día a día con un objetivo básico: la oralización de sus alumnos. En el centro conviven desde niños de tres años hasta jóvenes de 21 y para cada uno de ellos se hace un "traje a la medida de sus necesidades". “Tenemos un sistema que permite la escolaridad combinada. Es un paso previo a la integración total en el sistema ordinario educativo. Permite que los niños estén en el centro recibiendo enseñanzas de audición y lenguaje y que estén matriculados en centros ordinarios”, explica.

Esto hace necesario la coordinación con el otro centro porque, apunta, lo importante es dar a cada uno lo que realmente necesita para que así se vayan beneficiando de las ventajas específicas de cada uno. “Es necesario que los conocimientos se reciban de forma organizada. No se trata de duplicar sino de adaptarlos para que eso funcione”, puntualiza Laiseka.

La figura del adulto como referencia es necesaria en estos niños. Por eso, en el centro cuentan con dos profesoras con discapacidad auditiva y tienen un convenio de colaboración con la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón con la que organizan talleres de comunicación, cuentacuentos y teatro.

Con ellos han creado también una escuela de padres para “desmitificar la sordera y a situarles en lo que es su realidad”, destaca la directora, porque la discapacidad sonora está rodeada de tópicos. “Cuando a un padre le dicen que su hijo la padece le vienen a su mente aspectos irrelevantes y leyendas que nada tienen que ver con la realidad”, añade la directora.



Del sordo al oyente y del oyente al sordo



La tecnología, el reconocimiento de la oficialidad de la lengua de signos y a la apertura de la sociedad a la diferencia han contribuido a la eliminación de barreras y a la integración de las personas sordas. Sin embargo, según apunta Laiseka, la estrategia es establecer una vía de doble camino: del sordo al oyente y del oyente al sordo.

“Es una labor de todos, ha habido concienciación y la situación ha cambiado mucho. La dotación de estrategias comunicativas orales favorece el intercambio comunicativo y en la medida en que las personas sordas están integradas en la sociedad. Esto hace que otras personas oyentes puedan interesarse y utilizar su lenguaje”, asegura.

La directora insiste en que ellos son sólo una parte de un puzzle de muchas piezas, pero lo cierto es que cada vez son más los niños que están matriculados en el sistema ordinario de educación alcanzado resultados óptimos.

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30/05/2010