Como decíamos, el mayor desastre del sistema educativo hondureño se manifiesta en la educación preescolar o prebásica cuando no hay claridad en los fines y objetivos de la educación de tres a siete años y que está más orientada a la adquisición de las destrezas de la lectoescritura y el cálculo, en lugar de preparar al niño con todas la condiciones para el aprendizaje de estos hábitos.
Cuando mi hija mayor cumplió tres años, me propuse a preparar un método para enseñarle a leer y escribir porque había leído que sor Juana Inés de la Cruz y Rubén Darío ya podían leer a esa edad, cuando por cuestiones profesionales viajé a Chile para recibir un curso de lectoescritura y me encontré con una doctora en educación que había estudiado a Jean Piaget por 5 años en Suiza y me sacó del gran error pedagógico que iba a someter a mi hija por ignorancia.
La educación prebásica tiene sus propios principios que hay que respetarlos para lograr la maduración y el crecimiento del niño, por considerarse la etapa más importante del proceso educativo cuyo objetivo principal es desarrollar la independencia del niño a través del juego y prepararlo para las futuras etapas educativas y para la vida. El niño inicia en esta etapa un proceso de maduración y no es un hombre pequeño. Piense en el proceso de maduración del hombre desde la etapa primitiva hasta el día de hoy y podrá apreciar las etapas de maduración por las que pasó.
La educación prebásica significa para un educador la tierra abonada o buena que ha preparado para que cuando siembre la semilla del conocimiento tendrá como resultado mayor producción en el campo profesional, pero si cae en tierra estéril la semilla no germinará. Lorenzo Filho, un educador brasileño, ha ideado el Test ABC, para comprobar si el niño tiene la madurez mental, emocional, física y social para empezar la lectoescritura y el cálculo a partir de cinco a siete años.
Me contaba una maestra especializada en educación preescolar que cuando los Estados Unidos perdían la conquista del espacio hicieron muchos cambios en la educación y el más significativo fue enviar los mejores educadores al nivel preescolar y prebásica y así lograron la conquista del espacio.
En cualquier sociedad de este siglo, el mayor insulto a la inteligencia es que le digan que no tuvo educación preescolar porque se trata de la iniciación del proceso educativo para optimizar la formación y reducir los efectos negativos de alto riesgo en la formación del niño. Por eso, hay que cuidar con celo el proceso de aprendizaje en esta edad para tener una verdadera educación de calidad.
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26/05/2010