Los efectos de la contaminación acústica sobre la salud van mucho más allá de la sordera. Convivir diariamente con ruidos no sólo puede tener consecuencias irreversibles en las estructuras del oído y provocar sordera, sino que aumenta considerablemente el riesgo de padecer un accidente vascular, altera el sueño y dispara los niveles de estrés, produciendo incluso falta de deseo sexual.
En ello coinciden la mayoría de los informes realizados por los expertos. Otra de las consecuencias de la exposición prolongada al ruido puede ser la inhibición sexual. Se ha constatado también que las personas que soportan día a día niveles sonoros extremos padecen cansancio crónico, tienen hipertensión, cambios en la composición química de la sangre, etc...
Efectos en el sistema inmune Algunos especialistas hablan de entre un 20 y un 30% más de riesgo de padecer ataques al corazón en personas sometidas a más de 65 decibelios en periodo diurno. No menos desdeñables son los trastornos que causa el ruido en el sistema inmune, responsable de la respuesta a las infecciones y a los tumores. En el terreno conductual, soportar ruidos puede dar pie a comportamientos antisociales tales como hostilidad, intolerancia, agresividad, aislamiento social y disminución de la tendencia natural hacia la ayuda mutua.
Entre los grupos más sensibles al ruidos están los niños, ancianos, enfermos, las personas con dificultades auditivas o de visión y los fetos.
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27/03/2010