En Estados Unidos la prevalencia de trastorno de la lectura se estima en un 4 por ciento de los niños en edad escolar, mientras que el trastorno del cálculo, en general, afecta al uno por ciento de los escolares.
El trastorno de la lectura está asociado a la dislexia y una de las claves de la incomprensión de la lectura en los niños disléxicos radica en que su sistema neurológico es incapaz de distinguir el ruido ambiente de una clase de la información relevante que les transmite el profesor.
Según un equipo de científicos de distintas nacionalidades, encabezado por Manuel Carreiras, se ha descubierto que el cerebro de los adultos alfabetizados presenta una mayor densidad de materia gris.
Según Manuel Valdés Miyar, del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona (norte de España), el trastorno de la lectura, solo o ligado a un trastorno del cálculo o de la expresión escrita, se observa aproximadamente en cuatro de cada cinco casos de trastorno del aprendizaje.
"En Estados Unidos, añade el experto, la prevalencia de trastorno de la lectura se estima en un 4 por ciento de los niños en edad escolar, mientras que el trastorno del cálculo, en general, afecta al uno por ciento de los escolares".
ASOCIADO A LA DISLEXIA
El trastorno de la lectura está asociado a la dislexia y, según un estudio de una universidad de Illinois (Estados Unidos), una de las claves de la incomprensión de la lectura en los niños disléxicos radica en que su sistema neurológico es incapaz de distinguir el ruido ambiente de una clase de la información relevante que les transmite el profesor.
A partir de estos resultados, los autores del estudio proponen estrategias sencillas como por ejemplo colocar a los niños disléxicos en las aulas lo más cerca posible de los profesores para que puedan percibir su voz directamente.
Otro equipo de científicos de distintas nacionalidades (colombianos, británicos y españoles, entre otros), encabezado por Manuel Carreiras, ha redefinido las regiones cerebrales involucradas en la lectura y ha descubierto que el cerebro de los adultos alfabetizados presenta una mayor densidad de materia gris, gracias a un estudio realizado con ex miembros de las guerrillas colombianas.
Los investigadores compararon las imágenes de resonancia magnética de los cerebros de veinte ex guerrilleros adultos que habían completado un programa de alfabetización en su lengua nativa (español) con los de otros veintidós ex guerrilleros adultos analfabetos.
Los resultados mostraron diferencias en diversas áreas del cerebro entre los dos grupos, lo que propició nuevas preguntas acerca de cómo están conectadas estructuralmente y funcionalmente dichas áreas cuando se aprende a leer durante la niñez.
Los investigadores encontraron que la densidad de materia gris (zona donde se realiza el procesamiento) era mayor en varias áreas de ambos hemisferios en aquellos participantes que habían aprendido a leer. Estas áreas son responsables del reconocimiento de las letras, de la conversión de las letras en los sonidos correspondientes y del acceso al significado de las palabras.
Asimismo, estos nuevos hallazgos resultan muy útiles para entender las causas de la dislexia, cuyos afectados presentan una menor densidad de materia gris y de materia blanca en las mismas regiones cuya densidad se incrementó con la alfabetización.
El estudio con los ex guerrilleros sugiere que las diferencias cerebrales que se han observado en personas disléxicas, más que la causa, parecen ser una consecuencia de las dificultades en el aprendizaje de la lectura.
MOVIMIENTO DE OJOS
Por otro lado, el proceso mental de sumar y restar utiliza el mismo circuito cerebral que controla el movimiento de los ojos hacia la izquierda o la derecha, según un descubrimiento testado hace unos meses por investigadores franceses.
El hallazgo indica que el cálculo mental "recicla" un antiguo sistema neuronal, originariamente dedicado a visualizar y comprender el espacio físico, para poder realizar esta tarea más complicada.
"La explicación neurobiológica es que actividades como la escritura y las matemáticas son demasiado recientes para que la selección natural les dedique mecanismos cerebrales específicos", según el estudio publicado en la revista Science.
André Knops, del Instituto Nacional francés de la Salud y la Investigación Médica, y sus colegas utilizaron datos de resonancias magnéticas para enseñar a un programa de ordenador a predecir la dirección del movimiento de los ojos de varios sujetos, hacia la derecha o la izquierda, sobre la base de la actividad neuronal de sus cerebros.
Los investigadores pidieron a los sujetos que llevaran a cabo sumas o restas y comprobaron que el programa podía predecir qué ejercicio habían realizado, únicamente a partir del registro de su actividad cerebral.
Las personas estudiadas por el ordenador llevaron a cabo los problemas matemáticos utilizando números así como otros símbolos y conjuntos de puntos, pero en todos los casos el movimiento del ojo hacia la derecha se relacionó con la suma, mientras que hacia la izquierda denotó una resta.
El estudio viene a confirmar que el desarrollo de las matemáticas en los humanos no proviene de una nueva parte "matemática" del cerebro, sino que "emplea una parte ya existente para codificar las operaciones aritméticas".
Knops recuerda que hace tiempo que ya se sabía que los números están "estrechamente ligados al espacio y que las magnitudes numéricas se representan mentalmente con los números pequeños a la izquierda y los grandes a la derecha".
Los resultados de la investigación pueden servir para adaptar mejor el aprendizaje de las matemáticas a las características de los procesos mentales implicados y, en consecuencia, a corregir problemas relacionados con el trastorno del cálculo.
Los profesores pueden ahora mejorar la comprensión de las matemáticas en los estudiantes si utilizan representaciones y técnicas de enseñanza que pongan énfasis en el fuerte vínculo entre números y espacio", concluyó Knops.
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13/01/2010